Sabiduría es aprender a aceptar la incertidumbre, los cambios y lo
inesperado en una realidad mutante.
Hay pocas certezas y lo que nos sacude nos enseña que vivimos en un
mundo de cambios incesantes.
Por ejemplo, la pandemia desbarató
infinidad de planes. Si
aceptamos lo que nos incomoda vamos avanzando.
Si batallamos y hacemos resistencia, se sufre. Hay
que mirar los males no como problemas, sino como aprendizajes.
Cualquier situación de caos e incertidumbre
es dura y pide serenidad,
fortalecer la fe y obrar
solo con amor. El futuro puede ser incierto, pero con amor y con fe no hay nada que temer
y un día se sale avante.
Ante lo adverso es bueno afirmar con santa
Teresa de Jesús. “Nada me
turba. Nada me espanta. Todo se pasa. Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene nada le falta. Solo Dios basta”. Con amor y fe siempre hay salidas.
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