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> Primera epístola de San Juan > Dios es amor (62:4:7 - 62:4:21)
Amados, amémonos unos a otros,
porque el amor es de Dios. Y todo aquel que ama ha nacido de Dios y conoce a
Dios.
El que no ama no ha conocido a
Dios, porque Dios es amor.
En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: en
que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por él.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él
nos amó a nosotros y envió a su Hijo en expiación por nuestros pecados.
Amados, ya que Dios nos amó así,
también nosotros debemos amarnos unos a otros.
Nadie ha visto a Dios jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su
amor se ha perfeccionado en nosotros.
En esto sabemos que permanecemos en él y él en nosotros: en que nos ha dado de su
Espíritu.
Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha
enviado al Hijo como Salvador del mundo.
El
que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.
Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene
para con nosotros. Dios es amor. Y el que permanece en el amor
permanece en Dios, y Dios permanece en él.
En esto se ha perfeccionado el amor entre nosotros, para que tengamos confianza en
el día del juicio: en que como él es, así somos nosotros en este mundo.
En
el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor.
Porque el temor conlleva castigo, y el que teme no ha sido perfeccionado en el amor.
Nosotros amamos, porque él nos amó primero.
Si alguien dice: “Yo amo a Dios” y odia a su hermano, es
mentiroso. Porque el que
no ama a su hermano a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto.
Y tenemos este mandamiento de parte de él: El que ama a Dios ame también a su hermano.
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