Confía en ti y no pierdas
la paz del alma por lo que digan o piensen los demás.
Ámate mucho y sé tú mismo.
Mientras hagas todo por amor, lo que importa es lo que te dice tu corazón, no lo que opinan los
otros.
Es tu vida la que viniste
a vivir, no una vida condicionada por juicios egoístas o perversos que
debes desechar.
Permanece firme como la roca ante el oleaje y haz oídos sordos a los chismes y las críticas de los
envidiosos.
Escucha solo a aquellos
que te corrigen con amor, sin interferir en tu destino y sin manipularte.
Recuerda que tus ángeles
te guían y te sostienen.
Escúchalos en un silencio orante.
Tenlos bien presentes.
Jesús de Nazareth se
retiraba muchas veces a un lugar solitario y se extasiaba en la unión con su
Padre.
Hazlo tú también, medita y
tendrás calma y fortaleza para avanzar con un espíritu alegre y una
firme confianza.
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