Un estudio
determinó que hay malos hábitos que aumentan el riesgo de morir de una persona.
Estos hábitos están estrechamente vinculados al
estilo de vida, y al mezclarse con otros pueden multiplicar los riesgos para la
salud.
No es cuento: tomar trago en exceso, comer mal,
fumar, ser físicamente inactivos, tener problemas de sueño y pasar horas
sentados trabajando o viendo televisión son malos hábitos que enferman y que
deben ser tenidos en cuenta a la hora de establecer la expectativa de vida de
una persona.
Esta es una de
las conclusiones de un trabajo hecho por investigadores de la Universidad de
Sidney, durante el cual analizaron datos sobre hábitos de 232 mil australianos,
de 45 años o más, obtenidos durante seis años de seguimiento continuo y
contenidos en el Global Burden of Disease.
Según los científicos, más de la mitad de las
muertes del mundo pueden atribuirse, definitivamente, a esta clase de
comportamientos de la gente o al ambiente en el que vive.
La combinación
de varios de ellos exige, de acuerdo con la publicación, sacar banderas rojas a
quienes los presenten y empezar a tomar medidas para ponerlos bajo control.
(Léase columna: Usted solo puede ganar años y salud)
1 Fumar sí que es mortal
Con más de 19
químicos carcinogénicos conocidos y un centenar de sustancias incompatibles con
el organismo, el cigarrillo, o exponerse al humo de los demás, es responsable
directo e indirecto de cerca de seis millones de muertes cada año. Entre los
cánceres que causa están el de pulmón, boca, laringe y esófago, además del de
vejiga, riñón, páncreas y cuello uterino. También es un detonante de graves
problemas cardiovasculares, entre los que están alteraciones coronarias, el
aumento de la tensión arterial y los déficits vasculares. Afecta a todo el
organismo.
2 Dieta poco saludable
La excesiva
carga calórica, representada en carbohidratos, bebidas azucaradas, grasas
saturadas y bajo consumo de verduras y frutas, son responsables del aumento del
sobrepeso y la obesidad.
Este factor está
ligado al incremento del síndrome metabólico, que desencadena alteraciones
cardiocerebrovasculares, entre las que están los infartos y los derrames y
trombosis cerebrales.
En mucho casos
los desenlaces son fatales, y cuando las personas sobreviven suelen sufrir
secuelas que las incapacitan. Vale anotar que la otra cara de la moneda es la
desnutrición severa, que mata a millones de personas, sobre todo al comienzo o
al final de la vida.
3 Tener muy poca actividad física
Si bien el sedentarismo
es la condición extrema de este factor, el mundo moderno ha llevado a que, poco
a poco, las personas hagan poca actividad física, lo que repercute de manera
directa en su organismo.
El aumento de
peso, la mala relación entre las estructuras del cuerpo, el
desacondicionamiento y el síndrome por desuso no solo afectan huesos y
músculos, sino que progresivamente comprometen el metabolismo de grasas y
carbohidratos y el funcionamiento de vasos sanguíneos, corazón y pulmones, que
enferman y pueden poner en serio peligro la vida.
4 Tomar en exceso
De acuerdo con
la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se producen 3,3 millones de
muertes por el consumo nocivo de alcohol; la evidencia disponible indica además
que su uso excesivo es un factor causal de más de 200 enfermedades y
trastornos.
Según la OMS, el
5,1 por ciento de la carga mundial de morbilidad y lesiones es atribuible a la
ingesta de trago. El grupo de edad más afectado, en todos los casos, es el de
20 a 39 años. También se ha descrito una relación entre la ingesta nociva y una
serie de trastornos mentales y comportamentales.
5 Pasar horas sentado
El sedentarismo,
de acuerdo con la OMS, está relacionado con el 6 por ciento de todas las
muertes del planeta, al punto que este organismo lo ha calificado como el
cuarto factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades no transmisibles.
Los investigadores llaman en especial la atención sobre el hábito de permanecer
durante siete horas o más sentado o con muy poco movimiento.
El acúmulo de
calorías, los altos niveles de colesterol, la obstrucción arterial, el aumento
de la presión sanguínea y el riesgo de sufrir alteraciones cardiovasculares
están ligados a este factor, que también desemboca en debilidad ósea, pérdida
de masa muscular y disminución de la capacidad respiratoria.
6 Dormir mal
La falta de
sueño o dormir en exceso tiene serias implicaciones en el funcionamiento
general del organismo. El agotamiento físico, el bajo rendimiento, las
alteraciones emocionales y el aumento del estrés con impacto sobre todos los
sistemas del cuerpo son apenas algunas de las consecuencias.
Si bien el promedio
de sueño saludable y reparador está ubicado en siete horas diarias para adultos
sanos y ocho para los niños, estudios con alto nivel de evidencia indican que
dormir menos o más ubica a las personas dentro de un espectro de riesgo
elevado, sobre todo si el problema es crónico.
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