La
creación no ha terminado, tú vives creando tu propia vida y tu propio destino.
Cada día eliges seguir la voz del amor
o la del temor y eso es lo que define tu rumbo.
Lastimosamente lo más común es vivir en
el temor y, con él, llenar la vida de oscuridad y de dolor.
De hecho la idea que muchos
predicadores siguen dando de Dios se apoya en el temor y el castigo.
No
entienden que el amor y el temor se excluyen
y que el amor de Dios es incondicional.
Repiten ideas de siglos y todavía
hablan de un Dios que castiga y de infiernos eternos.
¡Qué
bueno que borraran esas creencias puramente humanas y hablaran del amor
gratuito de Dios!
¡Qué bueno que tú crees tu vida con el amor que abre y sana,
no con el temor que cierra y daña!
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