Humor
Un joven de la ciudad se fue al campo y le compró un burro a un viejo campesino por 100 euros. El anciano acordó entregarle el animal al día siguiente. Pero, cuando llegó el día, el campesino le dijo:
- Lo siento, hijo, pero tengo malas noticias, el burro murió.
- Bueno, entonces, devuélvame mi dinero.
- No puedo... Ya lo he gastado.
- Bien, da igual, entrégueme el burro.
- Y, ¿para qué...? ¿Qué va a hacer con él?
- Lo voy a rifar.
- ¡Está loco! ¿Cómo va a rifar un burro muerto?
- Es que no voy a decir a nadie que está muerto, por supuesto.
Un mes después de este suceso se volvieron a encontrar el viejo vendedor y el joven comprador.
- ¿Qué pasó con el burro? - preguntó el viejo.
- Lo rifé. Vendí 500 papeletas a 2 euros y gané 998 euros.
- ¿Y nadie se quejó?
- Sólo el ganador, pero a él le devolví sus dos euros.
- Lo siento, hijo, pero tengo malas noticias, el burro murió.
- Bueno, entonces, devuélvame mi dinero.
- No puedo... Ya lo he gastado.
- Bien, da igual, entrégueme el burro.
- Y, ¿para qué...? ¿Qué va a hacer con él?
- Lo voy a rifar.
- ¡Está loco! ¿Cómo va a rifar un burro muerto?
- Es que no voy a decir a nadie que está muerto, por supuesto.
Un mes después de este suceso se volvieron a encontrar el viejo vendedor y el joven comprador.
- ¿Qué pasó con el burro? - preguntó el viejo.
- Lo rifé. Vendí 500 papeletas a 2 euros y gané 998 euros.
- ¿Y nadie se quejó?
- Sólo el ganador, pero a él le devolví sus dos euros.
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