Esta es una historia muy interesante y reflexiva que habla
sobre la importancia de la meditación y la concentración en la creación de algo
hermoso y significativo. La
idea de que cuando se llega a un estado de tranquilidad y serenidad, se puede
trabajar sin preocupaciones ni distracciones es muy poderosa y puede ser
aplicable a muchos campos y actividades. La idea de que no queda más que
la "pericia" es una forma de decir que se ha alcanzado un nivel de
maestría y habilidad en lo que se está haciendo, y que se puede dar lo mejor de
uno mismo sin obstáculos externos.
REFLEXION
En
China un tallista de madera llamado Ching acabó de terminar una bella estatua
de Buda, y todo el que la veía se maravillaba.
Cuando el Duque de Lu lo vio, le preguntó: “¿Qué clase de genio es el tuyo
que eres capaz de hacer algo así?”. Y el tallista respondió:
- ”Señor, no soy más que un simple instrumento divino, no un genio. Pero le diré lo que hago antes de tallar una estatua.
Paso
antes tres días meditando para tranquilizar mi mente y
luego ya no pienso en recompensas ni en emolumentos.
Cuando
he meditado durante cinco días, ya no me preocupan los elogios ni las críticas, la destreza ni la torpeza.
Cuando he meditado durante siete días, de pronto me olvido de mi
cuerpo y hasta de mi propio yo, sin conciencia de cuanto me rodea. No queda más que mi pericia.
Entonces voy al bosque y examino
cada árbol hasta que encuentro el mejor.
Uno en el que veo en toda su perfección la
imagen que surgirá. Luego,
mis manos empiezan a trabajar.
Como he dejado mi yo a un lado, mi esencia se encuentra serena y
puedo tallar bien la obra que realizo como servidor de Dios”.
- ”Señor, no soy más que un simple instrumento divino, no un genio. Pero le diré lo que hago antes de tallar una estatua.
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