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EL PESEBRE DE NAVIDAD ENSEÑA LO SIMPLE, LO HUMILDE, LO BÁSICO QUE HAY EN UNA FAMILIA LLENA DE AMOR


Los protagonistas de la Navidad son tres seres buenos, coherentes y fuera de serie: Jesús, María y José.

Una familia llena de amor, con una fe ejemplar y que son el espejo de que lo que debe ser tu hogar: Amor puro e incondicional.

En donde vivo siempre hago el pesebre, como lo aprendí de mis padres, y le doy más importancia que al Papá Noel.

A veces me siento a tomar consciencia de todo lo que un pesebre pequeño o grande puede enseñar.

Todo allí te conecta con lo simple, lo humilde, lo básico. Es un espejo de fe, amor, valores y espiritualidad.

Eso hay que aprender y cambiar, para que no sea como un adorno más es: Amor, familiaridad, humildad y simplicidad.

Se elabora con papel, hojas, piñones, aserrín, arena, piedrecillas, en fin, con nada aparente ni lujoso, si es como debe ser.

Francisco de Asís hizo el primero por allá en 1226 y ojalá tú lo pongas en tu casa, lo admires y permitas que te hable al corazón.

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