El yo
ama, el ego posee; el yo comparte, el ego acumula; el yo es auténtico, el ego
aparenta.
Tu yo superior te dice: ama para darte, dar y recibir;
tu ego te susurra: quiere sólo para recibir y dominar.
El yo divinizado perdona, el ego odia; tu yo conectado con Dios es
libre, tu ego es prisionero de los apegos.
El yo esencial comprende, el ego juzga; el yo sirve, el ego compite; el yo es humilde, el ego es soberbio.
En la sicología transpersonal el Yo Superior
es Dios dentro de ti, eres tú centrado en el amor, es tu misma esencia.
El ego es el yo falseado, bloqueado en el desamor, vacío, sin espiritualidad, sin trascendencia.
¿Cómo puedes silenciar el ego? Es un trabajo espiritual exigente
que se facilita cuando sintonizas con Dios.
Te duele vaciar la casa, pero luego vives lo que dijo San Juan de la Cruz:
Te encuentras, negándote, y sientes tal paz que ya nada te seduce fuera de amar.
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