Existen personas que se han destacado a lo largo de la historia de
la humanidad por las grandes proezas que han logrado.
Las personas que se han destacado por su grandeza, siempre han puesto pasión en lo
que han hecho. No se alcanza la grandeza sin la pasión por ser y hacer
algo grande.
Todos han demostrado tener
fe en lo que eran y en lo que podían llegar a ser. Una fe inquebrantable en el propio valor y en el propio
destino ha sido una de sus características.
Todos han sabido comprender
el valor de la estrategia.
Ellos han sabido manejar sus recursos, no los han desconocido ni los han
despilfarrado.
Han manifestado tener
claridad de valores. Para
mantener una constancia en la acción es muy importante tener en claro qué es lo
importante para uno, qué es lo que vale la pena. Los valores son sistemas de
creencias que nos permiten juzgar lo que está bien o mal.
En todos ellos ha estado
presente la energía. Por más
de que toda obra comience como un pensamiento, se necesita una acción física
para llevarla a cabo.
Han tenido capacidad para
establecer relaciones personales, a lo cual se denomina poder de adhesión. No
se puede considerar un éxito completo, el de una persona solitaria. El
verdadero triunfador sabe aunar otras voluntades a la suya y hacer que el
triunfo sea de muchos.
Como complemento y sustento de todo esto, han demostrado tener capacidad de comunicación
consigo mismos y con los demás. La comunicación adecuada consigo mismo
es fundamental para persistir en la acción, y la comunicación con las otras
personas permite lograr el apoyo de las mismas para nuestros fines.
En resumen, el estudio de
las vidas célebres demuestra que el éxito se consigue sabiendo lo que se quiere
y estando dispuesto a pagar el precio que ello demanda.
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