Una
novedosa corriente reivindica el fin de la menstruación ahora es vista como una
revolución fisica y mental.
Por
años, la llegada de la menopausia ha representado para las mujeres la maldición
del envejecimiento y el comienzo del camino hacia la muerte. El crudo
paso por las señales características de esta etapa, como las oleadas de calor,
los cambios súbitos de humor, el insomnio, la falta de deseo sexual y la
fatiga, entre otras, han
acrecentado desde siempre la idea de que se trata de la llegada de una edad de
enfermedad y por ende de infortunio.
Pero,
felizmente, el mito empieza a caer y la nueva visión de la menopausia cambia
tal percepción trágica por una radicalmente opuesta, de acuerdo
con la cual la última menstruación marca la llegada de los mejores años de la
vida de las mujeres, toda una revolución física y mental. Aquello de que desde
poco antes de los 50 años lo único que ellas deben esperar son calores y
desbarajustes emocionales se ve ahora desvirtuado por la labor de especialistas
como Christiane Northrup, quien no niega la existencia de esos síntomas, pero como parte de una vivencia
que tiene más de positivo que de negativo.
“El
interés por criar y cuidar a los hijos da paso a un mayor énfasis en el
crecimiento personal”, explica esta gineco-obstetra, autora del best-seller La sabiduría
de la menopausia, quien insta a sus congéneres a ver esta etapa como un hecho
completamente natural, por medio del cual el organismo femenino, en su
perfección, se adapta a los cambios hormonales propios de la madurez.
Una madurez que, de acuerdo con
Northrup y otros especialistas en el tema, trae halagüeñas recompensas. Así, el cliché de la
mujer menopáusica como sinónimo de amargada y sin ilusiones se ve desvirtuado
ahora que sexólogos,
sicólogos y ginecólogos enfatizan en que la mujer que atraviesa por este
periodo tiene todas las posibilidades de estrenar el capítulo más fogoso de su
vida sexual. Ello, en gran medida se debe a que la desaparición del
temor a quedar embarazada resulta muy liberador y les brinda a ellas la
posibilidad de comportarse de una manera más relajada y sin aprehensiones en la
cama.
Así lo confirma el sexólogo mexicano
Ricardo Iacub, autor de varios libros sobre el tema, en los cuales también
comenta otro aspecto que mejora la sexualidad de ellas en la edad madura: no
hay que olvidar que sus
maridos o compañeros sexuales también experimentan lo que se conoce como
andropausia, declive hormonal que sería el equivalente masculino de la
menopausia. A causa de esto, entre otras cosas, ellos requieren de
preludios amorosos más prolongados para alcanzar la erección y el orgasmo, en
beneficio de la sexualidad femenina, que se caracteriza justamente por ser más
pausada y ávida de estímulos como las caricias y los juegos amatorios.
“Pero las relaciones sexuales se
vuelven muy dolorosas porque la menopausia trae consigo la falta de lubricación
vaginal”, dirán los pesimistas. Para ello, responde Iacub, existen los lubricantes, que
debidamente recetados por el ginecólogo aseguran las más placenteras
sensaciones.
En
definitiva, el mensaje implícito en esta reivindicación de la menopausia es que
no es una enfermedad, sino una muestra de que el ciclo natural se está
cumpliendo como es de esperarse. Tal es el planteamiento de la inglesa Louise
Foxcroft en su nuevo libro A History of the Modern Menopause (Una historia de
la menopausia moderna), en el cual analiza cómo la cultura occidental convirtió
a este proceso vital en un caballo de batalla para desvalorizar a la mujer
frente al hombre. De acuerdo con Foxcroft, mientras que el declive hormonal en
ellos es socialmente aceptado, en la mujer se ve como una señal de decadencia,
así siga siendo bella y fuerte tras haber dado a luz a varios hijos. Si ya no produce óvulos, ella ya
no vale, dice la autora, quien les aconseja entonces a las mujeres reflexionar
sobre la exquisita arma que poseen en esta etapa a la que define como tan
intensa como la adolescencia.
No
obstante todas estas buenas noticias, persiste el hecho cierto de los
angustiosos síntomas que definen el climaterio o etapa que sirve de preludio a
la menopausia. Cuando éstos se presentan, lo único que les queda a las mujeres
es recurrir a paliativos o soportarlos con paciencia mientras que su cuerpo se
adapta a los cambios hormonales. Ahora, nuevos estudios sugieren que las
afecciones propias de este proceso biológico se pueden evitar desde los 30 años.
Con seguridad, muchas pensarán que se
trata de una edad muy temprana para empezar a pensar en eso, pero como lo
apunta la inglesa Shirley Bond, médica especialista en salud femenina, el
balance hormonal es un asunto que las mujeres deben cuidar en todas las época
de su vida, con la misma intensidad con que se preocupan por su peso, eso sí,
sin que se convierta en miedo, ya que ello constituye la promesa de un amargo
climaterio.
Otra
precaución que las mujeres pueden tomar para que el declive hormonal no las
tome desprevenidas, es tener en cuenta que, en general, aquél está determinado
por los genes maternos.
Así, asevera Bond, las hijas suelen llegar a este
periodo a la misma edad a la que lo hicieron sus madres. Empero, esa
herencia puede verse afectada por factores como el estrés excesivo, el cual, a
propósito, puede acelerar y hacer más severos los síntomas de la menopausia.
Ello debido a que desordena el funcionamiento de las glándulas suprarrenales,
que producen la adrenalina necesaria para afrontar las tensiones y ayudan a
normalizar las hormonas sexuales como son los estrógenos, la progesterona y la
testosterona.
Otra
camino hacia una menopausia más llevadera es evitar el cigarrillo. La doctora
Bond habla de recientes investigaciones que demuestran cómo las mujeres que
fuman llegan a dicha etapa dos años antes que las que no lo hacen, debido a que
los componentes del tabaco reducen los niveles de estrógeno en el cuerpo.
Mantener
a raya al alcohol, por otra parte, también es una buena manera de evitar el
detrimento hormonal temprano. La doctora Bond recomienda a la mujeres beber
sólo en ocasiones especiales y niega que una copa de vino al día resulte
saludable, ya que el licor también deteriora la producción de estrógenos y
afecta la tiroides, además de que reseca la piel y envejece antes de tiempo.
Entre los 30 y los 40 años, añade la
doctora Cecelia Tregear, las mujeres también deben derribar la extendida
creencia de que pasar largas horas en el gimnasio las predispone a una mejor
calidad de vida con miras a la menopausia. “Si usted se ejercita más de lo debido, su cuerpo usa
todas sus reservas de energía y en consecuencia queda con bajos niveles de
estrógenos (hormonas femeninas). Es por ello que las atletas exhiben una
apariencia masculina”, asevera. Empero, ello no significa alejarse
completamente de la actividad física, la cual, en especial, previene uno de los
grandes dolores de cabeza de las mujeres maduras como es el debilitamiento de
los huesos.
Así las cosas, Tregear recomienda 40 minutos de
ejercicio a las que tienen entre 30 y 40 años. A las mayores les
aconseja formas de actividad como nadar, caminar, bailar, yoga y Pilates, que
no tensionan mucho las articulaciones y fortalecen los aparatos óseo y muscular.
Dieta
para una sana menopausia
Engordar no es una condición sine qua
non de la menopausia, y en ello una vez más el balance es la palabra clave. Sin
embargo, hay que cuidarse de las dietas sin el debido control médico, ya que si
algo envejece y disminuye la producción de hormonas en la mujer es la delgadez
extrema. Así lo afirma la doctora Cecelia Tregear, quien recomienda una dieta
rica en proteínas como preparación para el climaterio. Es recomendable también un buen balance entre
grasas animales de res y pescado y colesterol bueno, presente en los huevos,
por ejemplo, para mejorar la líbido. Las frutas y las verduras, por su
parte, estimulan la tiroides, balancean la adrenalina y proveen las vitaminas
necesarias para fortalecer la piel y el cabello.
Tregear además aconseja evitar el exceso de azúcar,
fibra y café, pues afectan dramáticamente el balance hormonal.
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