Debe
ser una persona seria, que sepa y, por esto, que se haga respetar de
directivos, periodistas y jugadores.
Debe
entrenar jugadores sin soberbia y alineados en el logro colectivo y no en el
brillo personal.
Debe
mostrar que ama lo que hace y que trabaja sin limite en la consecución de sus
metas.
Debe llegar a ser un ejemplo para la sociedad
y ser admirado por líderes, por educadores y padres de familia.
Debe aprender a controlar el Ego de sus deportistas
e infundirles que deben jugar en función del equipo.
Debe
mostrarles a sus deportistas que el orgullo y el individualismo son funestos y
ensenarles buenas lecciones para el juego de la vida.
Deben
ser un triunfador apasionado, comprometido, con disciplina, dedicación y una
confianza férrea.
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