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¿QUE SON LAS BUENAS OBRAS?

 

Buenas obras es un llamamiento para todo el cristiano a vivir la fe y el mandato de Jesucristo, pues, según varias confesiones cristianas, a saber la Iglesia católica, todos seremos juzgados por nuestras obras practicadas. Las buenas obras son particularmente recomendadas a los católicos durante el período anual de la Cuaresma.
 
Según la doctrina católica, (también la doctrina cristiana), "las buenas obras son hechas para agradar y Dios por amor y son las consecuencias de la verdadera fe, puesta en práctica". Esta fe en Jesucristo y en sus enseñanzas se traduce en nuestro deseo y obligación de practicar y expresar la virtud de la caridad, el espíritu de misericordia y, en suma, la voluntad de Dios.
 
De hecho, es el propio Jesús que dice: «no todo aquel que me dice "Señor, Señor" entrará en el Reino de los Cielos, pero aquel que practica la voluntad de mi Padre que está en los cielos» (Mt 7, 21). A pesar de San Pablo defiende «que el hombre es justificado por la fe» (Ro 3, 28 - 31), el afirma también que «Dios retribuirá a cada uno según sus obras» (Ro 2, 6). Sobre este asunto, Santiago dice también que «el hombre es justificado por las obras y por la fe» (Snt 2, 24), o entonces "por las obras que nacen de la fe, porque la «fe sin obras está muerta» (Snt 2, 17)".
 
Jesús manda a sus creyentes, que son «la luz del mundo», que brillen «brillen del mismo modo a vuestra luz delante de los hombres, para que, viendo las vuestras buenas obras, glorifiquen vuestro Padre que está en los cielos» (Mt 5, 14-16). Con esto, se puede concluir que "el hombre debe dar gloria a Dios en la tierra a través de sus obras. Pudiendo hacer obras, y no haciéndolas, peca el hombre contra Dios y no se justifica por la Fe, visto que su Fe está muerta al no producir los frutos esperados".
 
Luego, "el hombre es salvo por las buenas obras nacidas de la fe", porque "solo una fe viva puede dar la vida", siendo por eso la práctica de ellas un instrumento necesario para la salvación, principalmente para la obtención de las indulgencias.[1]​ Por eso, la Iglesia católica defiende que todos los pecadores que desean ser salvos y que todavía tienen fe "deben pedir perdón de sus pecados, cambiar de vida" e intentar practicar, con fe, las buenas obras, tal como nos manda Nuestro Señor: "Ve y ¡no peques más!". De hecho, San Pablo se reveló contra la vida pecaminosa de aquellos que tienen fe, diciendo: «¿Que diremos entonces? ¿Que debemos permanecer en el pecado a fin de que la gracia alcance su plenitud? ¡De modo alguno!»(Rm 6, 1-2).[2]​
 
Obras de misericordia
Según la doctrina católica y también la doctrina cristiana, las buenas obras más perfectas y por eso más usadas para juzgar el católico o cristiano en el día de su Juicio particular son las obras de misericordia. Estas obras, que, en total son catorce, tienen como finalidad socorrer "el nuestro próximo en sus necesidades corporales o espirituales". Ellas son por lo tanto divididas, dependiendo de su naturaleza, en dos grupos:
 
Las obras de misericordia corporales, que son siete:
Dar de comer a quien tiene hambre;
Dar de beber a quien tiene sed;
Vestir a los desnudos;
Dar posada a los peregrinos;
Asistir a los enfermos;
Visitar los presos;
Enterrar los muertos.
 
Las obras de misericordia espirituales, que también son siete:
Dar buen consejo;
Enseñar a los ignorantes;
Corregir a los que se equivocan;
Consolar a los afligidos;
Perdonar las injurias;
Sufrir con paciencia las debilidades de nuestro próximo;
 
Rogar a Dios por los vivos para que vengan al arrepentimiento de su mal camino y busquen la ayuda de Jesucristo para el perdón de sus pecados y cambien de manera total para el bien de su hermano o prójimo, porque el único que cambia el corazón del hombre es Dios echo hombre, Jesucristo quien murió por el perdón de los pecados del hombre, el nos llama al arrepentimiento de nuestro mal camino por que nosotros tenemos libre albedrío entre escoger lo bueno y lo malo, el hombre es el que toma la decisión de hacer el bien o el mal el de buscar de Dios o alejarse de Dios por que nuestras malas decisiones nos alejan de Dios y las buenas decisiones nos acercan a él, nada en el mundo es fácil siempre tendremos aflicciones pero si Dios esta con nosotros quien contra nosotros Dios prometió que siempre estaría con nosotros hasta el fin del mundo Dios siempre está para ayudarnos, solo cierra la puerta y postrate de rodillas y el que conoce nuestro corazón y nuestras necesidades el nos ayuda en todo momento y en cualquier necesidad que tengas solo pídale con fe. La fe es creer en algo que no se ve pero que se siente, cuando Dios esta con nosotros se siente paz y armonía en nuestros corazones amen.
 
El católico experimenta la caridad de forma definitiva. Se inicia en esta desde el hogar, por la forma en que se trata a la pareja, a los padres, a los pequeños, a los hermaños, y todos los familiares, incluyendo a los vecinos; poniendo en práctica estas obras de misericordia que le permiten a su vez vivir la fe


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