Un
estudio apunta a la relación entre el Alzhéimer y los problemas para conciliar
el sueño como factor de riesgo o un efecto de la demencia.
Los
problemas para dormir afectan al cuerpo y a la mente. Es algo que dice
la sabiduría popular y la ciencia, pero el Barcelona Beta Brain Research Center
ha ido un paso más allá y
ha relacionado el insomnio con el alzhéimer, los cambios de estructura
en el cerebro y el rendimiento cognitivo. La conexión podría ayudar a mejorar numerosos
tratamientos sobre la demencia y los problemas para dormir si se tiene en
cuenta que la población con problemas de sueño se calcula entre un 4 % y un 20
%.
La principal prueba de la investigación de la Fundación
Pasqual Maragall, publicada en la revista Alzheimer’s Research and Therapy,
fueron las imágenes que
señalaron las diferencias entre los participantes con insomnio. Según
mostraron las resonancias magnéticas, aquellos con problemas para dormir tenían menor volumen
en algunas regiones cerebrales como el precúneo o el córtex cingulado
posterior.
Los
expertos quisieron remarcar la influencia del insomnio en estas regiones que
afectan en etapas tempranas a la enfermedad de Alzheimer. Mediante
técnicas de resonancia magnética analizaron los cerebros de más de 1.600
sujetos y observaron
cambios en la sustancia blanca cerebral de aquellos sufrían insomnio.
“Estos hallazgos sugieren
la presencia de procesos de inflamación cerebral que podrían tener un papel
clave en la asociación entre la calidad del sueño y el alzhéimer”,
destacó Oriol Grau, primer autor del estudio.
Además, el informe también insiste en las deficiencias cognitivas de aquellos que
tienen problemas para dormir en relación con el resto de la población.
Según los investigadores, esta diferencia se observó especialmente en la
memoria de trabajo, un función relacionada con el sueño en varios estudios
recientes.
Los datos aportados por el estudio señalan en la dirección que
apunta al insomnio como un síntoma de un alto grado de vulnerabilidad al
alzhéimer o como un riesgo de demencia. Al fin y al cabo, otras
ivnestigaciones habían apuntado la conexión entre un sueño de baja calidad y la
demencia.
Por ello, los expertos consideran que trabajando por un mejor sueño se ayudaría a
mejorar la enfermedad degenerativa. "El conocimiento generado por
esta nueva línea puede contribuir de forma significativa a comprender mejor la
fisiopatología de la enfermedad de Alzheimer, mejorar el diagnóstico
precoz a través de métodos
mínimamente invasivos y establecer las bases para futuras estrategias
terapéuticas centradas en mejorar la calidad del sueño”, explicó el doctor José Luis
Molinuevo, director científico del Programa de Prevención del Alzhéimer de la
organización.
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