No es comida chatarra. Estas hamburguesas caseras que
nada tienen que ver con las otras que todos cuestionan.
Pura
carne molida el mismo día, combinada con su toque personal: a veces con
cebollita, otras con ajo y perejil; a veces añadiéndole huevo, otras pan; o,
simplemente tal cual, solo carne con sal, pimienta y algún otro detalle propio
de quien quiere nutrirnos y engreírnos a la vez.
Con las papitas hacía lo mismo.
Las cortaba de forma irregular para aprovecharlas todas,
sin importarle el qué dirán por no tener esas formas iguales y perfectas que la
industria proponía como el paraíso.
Las
freía en poco aceite, enfrentada contra todos los cánones de la fritura
profesional de usar abundante aceite, por aquello de que en casa siempre se
debe ahorrar.
Primero
las hervía en agua, eso sí, para que luego le queden más doraditas.
Recién después de frías y secas, las freía a una
temperatura que cumplía, como cumplían las hornillas de un hogar de los
setenta, cuando las cocinas estaban fabricadas para toda la vida.
Y la salsa, ni qué decir. Casera cien por ciento.
En una licuadora colocaba un huevo entero, lo batía y le
echaba un hilo de aceite, al que luego añadía una pizca de mostaza, una pizca
de limón, sal, pimienta blanca y, si estaba con ganas de hacer travesuras, un
poco de ese ajicito licuado el mismo día, el cual se solía encontrar en las
refrigeradoras de todos los hogares de aquella Lima sin tráfico ni celulares.
Algunas veces montaba las hamburguesas con un huevito;
otras, en vez de papas, las acompañaba con arroz; otras, les hacía un
saltadillo rápido, con cebolla, tomate, pimientos, champiñones, toque de
vinagre, sillao, cilantro, sal, pimienta y una pizca de comino.
Con ello cubría la hamburguesa.
LA
HAMBURGUESA PURA CARNE
Pedimos a nuestro carnicero amigo (sí, tiene que hacerse
su amigo), que nos muela ½ kilo de carne de asado de tira con ½ kilo de falda
de res, ambos con toda su grasita.
Que las muela en su moledor grueso.
Mezclamos ambas carnes y listo.
Hacemos 5 hamburguesas de 200 gramos cada una; así, si
llega alguien más le invitamos una.
No las sazonamos hasta que las cocinemos.
Las cocemos en sartén con un chorrito de aceite o
mantequilla, en plancha o en parrilla.
Las doramos por un lado con cuidado, porque la gracia es
que se rompan fácilmente.
Les echamos sal y pimienta.
Volteamos y doramos, sazonando igual.
Procedemos a comerlas.
Si es en pan, sugerimos lechuga, tomate, cebolla blanca
saltada ligeramente, rodaja de pepinillo encurtido, mayonesa casera y kétchup.
Si es al plato, sugerimos montarle un huevo frito y
acompañarla con papas o arroz blanco.
LA
HAMBURGUESA CASERA
Mezclamos la misma combinación de carne molida en un bol
con ¼ de taza de cebolla picada finita, ¼ de taza de perejil picado, un huevo,
sal, pimienta, una pizca de ajo molido y una pizca de pan molido.
Amasamos todo y hacemos 8 hamburguesas.
Las doramos en una sartén por ambos lados con un buen
trozo de mantequilla.
Ideales para comer con arroz con choclo o con puré de
papas.
LA
HAMBURGUESA TRAMPOSA
Le pedimos a nuestro carnicero que muela 200 gramos de
tocino ahumado y lo añadimos a 800 gramos de nuestra carne molida pura carne.
Mezclamos todo y dividimos en 10 bolas.
Estiramos cada una y encima colocamos un puñado de queso
mantecoso y suave.
Cubrimos con otra bola y encerramos el queso de manera
que al final tengamos 5 hamburguesas rellenas de queso con sabor a tocino.
Procedemos a seguir el mismo PROCEDIMIENTO para cocinar
la pura carne.
Nuestra recomendación para esta hamburguesa es comerla
con pan o con unos fideos a la huancaína.
LA
HAMBURGUESA TRAMPOSA A LA MILANESA
Es como la hamburguesa tramposa, solo que la aplanamos y
le damos forma rectangular.
Luego, la pasamos por harina, por huevo batido y,
finalmente, por pan molido.
La doramos en mantequilla y servimos acompañada de papas
al hilo.
LA
HAMBURGUESA DE CERDO
Pedimos al carnicero que nos muela 700 gramos de carne de
panceta de cerdo y 300 gramos de tocino ahumado.
Mezclamos y sazonamos con sal, pimienta, una pizca de ajo
molido y perejil picado.
La cocinamos y bañamos con una salsa barbacoa casera que haremos hirviendo por 5 minutos ½ taza de
kétchup con un chorro de vinagre, 1 cucharada de miel de chancaca o de abeja, 2
cucharadas de ají panca licuado, sal, pimienta y comino.
Un buen acompañamiento sería, por ejemplo, unos frejoles al horno.
LA HAMBURGUESA
DE PESCADO
Puede ser de bonito o de cualquier pescado graso.
Picamos finamente 1 kilo de filete y añadimos un huevo,
sal, pimienta, ajo molido, perejil picado, cebolla picada, cebolla china picada
y pan molido.
Amasamos y hacemos 5 hermosas hamburguesas que doramos en
mantequilla y servimos en pan o con arroz, y ensalada mixta.
LA
HAMBURGUESA VEGETARIANA
La idea es apoyarse en una legumbre o grano cocido en
punto atamalado.
Se pueden hacer de lentejas, frejoles negros, garbanzos,
quinua o choclo, por ejemplo.
Todo combinado con otros vegetales: berenjenas, coliflor,
brócoli, espárragos o papa.
Luego las amasamos como las hamburguesas caseras y seguimos nuestro instinto.
Aquí un ejemplo que le debe dar la base a muchas
versiones de hamburguesas vegetarianas.
Cocinamos garbanzos —como siempre se cocinan en casa— y
licuamos la mitad; mezclamos los garbanzos licuados con la otra mitad, entera.
Los volcamos en una sartén donde añadiremos 1 taza de
aderezo de ajo, cebolla, perejil, cilantro y pimiento picado muy finito.
Las retiramos y les damos forma de hamburguesas.
Las pasamos por harina, luego por huevo batido y luego
por pan molido.
Finalmente, las doramos en la sartén.
En un pan de hamburguesa colocamos lechuga, tomate, la
garbanzo burger, un huevo frito, salsa criolla
y una mayonesa casera a la que le añadimos
hierbabuena.
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