La
vida puede desgastarte o puede elevarte. Todo depende de cómo eliges verla y
vivirla.
El
componente principal es tu actitud.
El ingrediente principal del entusiasmo no es la
juventud, o la salud, o la buena fortuna. Es tu actitud en tu conciencia.
Lo que pienses y lo que le pidas a Dios es lo que vas a
experimentar. Todo a su debido tiempo.
Enfoca
tu conciencia no en trivialidades sino en lo que realmente te importa, en tus
sueños y en tus valores. Aleja tus miedos y frustraciones, y pon más atención a
las posibilidades positivas y en tus oportunidades.
Tú
puedes ver la vida hermosa y satisfactoria y Dios ASÍ te lA dará. Utiliza tus
conocimientos y utilízalos con sabiduría y con amor para lograr tus metas y
para servir a quienes te rodean.
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