Hay estudios sicológicos que destacan
las maravillosas ganancias que se obtienen con la gratitud constante.
Dar gracias enciende lucecitas de
alegría, le da
alientos a la esperanza y te
regala un enfoque positivo de la vida.
Agradecer diluye el inconformismo, aleja las quejas, te enseña a
valorar todo y mejora tus relaciones.
Cultiva una gratitud creativa, es decir, cada día elige valorar algo
diferente de todo lo que te rodea.
Aprende a dar gracias por lo pequeño y por
todo lo que usas y
te presta un buen servicio.
Ejemplo,
toma un zapato y di: “Oh, qué maravilla el calzado, cuánto me sirve, ¿qué tal que anduviera descalzo
todo el tiempo? Gracias”.
Y lo
mismo puedes hacer con un espejo, tu ropa, una cuchara, el televisor, tu cama,
el sanitario, el aire, una flor, el agua, etc.
Da gracias por las dificultades porque
enseñan mucho. Un fracaso bien asumido enseña
más que un triunfo.
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