Tu reconocimiento
no depende de que los demás piensen o actúan de cierta manera. Tu reconocimiento
no depende de ser exitoso a los ojos del mundo.
Tu reconocimiento depende de ti. Depende de lo que das y de
lo que expresas a los demás.
Gobiernos,
empresas, grupos de interés e instituciones no pueden darte reconocimientos si
no te lo has ganado. Independientemente de tu situación, tu eres responsable
por el reconocimiento que experimentas.
La gente tiene todo tipo de diferentes capacidades,
recursos, retos, oportunidades y circunstancias. Sin embargo, cada persona, a
su manera, tiene la posibilidad realizarse en cualquier momento.
No
pierdas tu tiempo pidiendo ayuda, asignando culpas, o deseando que las cosas fueran
diferentes. Sabiamente utiliza cada minuto de tu tiempo con alegría y gratitud
creando el reconocimiento que deseas lograr. Encomiéndate a Dios y él te
ayudará a encontrar el camino correcto.
Deja de imaginar las excusas y empieza a experimentar la
satisfacción que sientes al hacer el reconocimiento que merecen los demás.
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