Puede
que a muchos les sorprenda, pero educar niños obedientes no trae como resultado
dar al mundo niños felices
La
obediencia se consigue casi siempre a través del miedo, así que lo más
conveniente es educar personas que entiendan desde bien temprano qué es el
respeto, la reciprocidad y esa empatía construída a través del afecto sincero.
Es
muy posible que algunos papás y mamás no estén de acuerdo con este enfoque
Es más,
a muchos de nosotros nos han educado bajo los pilares de esa psicología
conductista donde hacer algo malo traía como resultado recibir un castigo
severo, y hacer algo bueno, por su parte, hacía que recibiésemos una
recompensa.
Los
premios y los castigos no siempre son efectivos
En especial, porque en el mundo de los adultos la sociedad no siempre nos recompensa
con algo bueno solo “por portarnos bien”
Los
niños NO deben orientar su comportamiento en base a simples gratificaciones.
Es
necesario que entiendan por sí mismos las propias raíces del buen
comportamiento, del respeto y la nobleza y que lo practiquen de forma
espontánea.
La obediencia basada en el miedo y la infelicidad
Empecemos aclarando conceptos importantes
Al
igual que la obediencia transmitida a través del miedo ocasiona malestar en el
niño, también la permisividad ocasiona infelicidad
El primer niño solo verá muros a su alrededor y el
segundo, al no ver límite ninguno en su entorno, no sabe qué se espera de él en
cada instante.
Los
extremos en la crianza tampoco son buenos
Así pues, conviene primero delimitar qué entendemos por
un “niño obediente”.
Niños que solo son obedientes en casa
Este es un tipo de conducta muy habitual que ven los
maestros y profesores en las aulas
Niños
que en clase abusan de otros, que no respetan y que muestran una conducta que
dista mucho de cómo es su comportamiento en casa.
Cuando los profesores hablan con los padres, estos no
terminan de entender -ni de creer- que sus hijos actúen de este modo porque en
casa “son muy obedientes”.
El
problema reside en lo siguiente: cuando educamos con el miedo y el castigo los
niños obedecen, pero no llegan a profundizar en el concepto del respeto
Actúan
por obligación no por comprensión
De ahí, que en la escuela, al sentirse libres de la
presión familiar tiendan a canalizar ese miedo y esa rabia en conductas
disruptivas.
No
es lo adecuado
En ocasiones, incluso podemos ver también el caso
contrario
Niños
educados en una crianza severa a través de la obediencia muestra en otros
escenarios comportamientos cerrados, temerosos y defensivos
El miedo no educa, el miedo daña su equilibrio emocional.
Formas en que se suelen educar niños obedientes
Hay
muchos modos de educar a un niño y cada familia, tendrá sin duda sus principios,
sus valores y sus esquemas sobre lo que desean transmitir a sus hijos
Ahora bien, la obediencia basada en sumisión no es
saludable ni pedagógica
Veamos
los riesgos que suele traer consigo esa crianza basada en la obediencia más
dominante y severa:
Los niños no se atreven ni saben expresar sus emociones
porque cualquier acto espontáneo es sancionado.
El
niño al que se le enseña a guardar silencio, a esconder sus lágrimas porque
“llorar es de débiles” o a quedarse quietos porque “molestan”, acaban
desarrollando una represión emocional y personal muy peligrosa.
La obediencia busca también “proteger” al niño de
posibles peligros
Un niño obediente es una persona que no cruzará la zona
de confort del hogar y que estará apegado a esa burbuja paterna y materna.
El niño obediente educado en el miedo, no se atreve a
explorar, no descubre, no se siente seguro para abrirse a los demás
El
miedo es lo opuesto a la felicidad
Es necesario cambiar esquemas, educa en respeto no en
miedo.
Educar en respeto, educar en felicidad
No
es lo mismo “cállate y quédate quieto que lo único que haces es molestar” que
decir “¿puedes guardar silencio ahora, por favor? Mamá está hablando por
teléfono”.
El lenguaje educa, la actitud es pedagógica y servir de
modelo es la clave de toda crianza
Si bien es cierto que todos queremos tener niños que nos
hagan caso, es necesario que entiendan siempre por qué deben hacernos caso y
qué sentido tiene actuar siempre con respeto hacia los demás.
Toma
nota de estas claves en las que reflexionar sobre el valor de la educación
basada en el respeto:
Ofrece
responsabilidades a tu hijo
Es necesario que desde bien temprano aprenda la
importancia de hacer cosas por él mismo y hacerse cargo de sus objetos
personales
Poco a poco se sentirá orgulloso de sí mismo al darse
cuenta de que es capaz de hacer muchas cosas y de que nosotros, confiamos en
ellos.
Razona
con tus hijos sobre toda norma que establezcas en casa
Explícale
por qué debe cumplirse
Habla
con tus hijos y establece una comunicación respetuosa donde atender todas sus
preguntas.
Cuando
haga algo mal no grites ni humilles (“eres torpe”, “eres el niño más malo del
mundo”)
En lugar de intensificar la negatividad, enséñale a hacer
las cosas bien.
Entiende
sus emociones y enséñales a canalizar y a entender esos procesos internos
Por ello, te pueden ser de gran utilidad libros como “La
crianza feliz” de Rosa Jové, o “Infancia, la edad sagrada” de Evania Reichert.
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