La
investigación valora al dormir la fase de movimiento rápido de ojos, REM, cuando la mayoría de los sueños
ocurren.
Es crucial para la salud mental y
física y para nada
son historias breves y tontas del cerebro.
Estudios
científicos indican que
los sueños pueden ayudarnos a evocar recuerdos y darnos piezas extrañas de
información.
Podrían
ser un caldo de cultivo
para ideas: un tiempo para
el cerebro para experimentar en una red más amplia de asociaciones.
Según
el neurocientífico finlandés Antti Revonsuo en el sueño se liberan muchas emociones negativas.
Las más comunes son miedo, impotencia,
ansiedad y culpa.
La mente trabaja con las ansiedades en un ambiente de riesgo bajo.
Antes de dormir puedes pedir a Dios que
tus sueños te aclaren algo.
Hazlo y
verás que, si perseveras, un día funciona.
Decreta
algo como esto: “En mis
sueños voy a encontrar la respuesta que necesito para resolver… (agrega
lo que desees)”.
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