Se
habla de leyes espirituales que rigen la vida, aunque en lo espiritual es mejor
no hablar de leyes.
Una
palabra más apropiada sería hablar de algo así como guías
que conviene seguir para llevar una buena vida.
Una tiene que ver con lo que los Maestros
llaman la correspondencia y
que depende de tu modo de pensar y actuar.
Cada
ser crea su realidad y con su modo de pensar, hablar y actuar, se hace
correspondiente a lo que se merece.
Cada
ser siembra, acaso sin percatarse, y obvio, termina
cosechando el fruto dulce o amargo de su siembra.
Tú te haces correspondiente con tu libre
albedrío a triunfos y
derrotas, gozos y desdichas, triunfos o fracasos.
Claro que ante lo que bautizas como malo, lo más cómodo es culpar a Dios o
a los demás y evadir tu responsabilidad.
Examina
bien tu modo de pensar, hablar y actuar y sabrás por qué
estás en la luz o en la oscuridad.
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