Hay
mucho más que se podría decir acerca de la economía de distribución del
ingreso, sobre la filantropía privada en una sociedad libre y sobre los
defectos de los programas de transferencia del gobierno.
Pero mi tema se relaciona con la ética, no con
la economía. Mi tópico ha sido la ética del mercado y las bases éticas de las
demandas por justicia social. He dicho al comienzo que el capitalismo fue el
resultado de tres revoluciones, cada una de las cuales provocó una ruptura
radical con el pasado.
La
revolución política estableció la primacía de los derechos individuales y el
principio de que el gobierno es un sirviente del hombre, no su señor. La revolución económica aportó un entendimiento del mercado. La
Revolución Industrial expandió radicalmente la aplicación de la inteligencia al
proceso de producción. Pero la humanidad nunca rompió con su pasado ético.
El principio ético de que la habilidad
individual es un haber social, es incompatible con una sociedad libre. Si la libertad ha de sobrevivir,
necesitamos una cuarta revolución, una revolución moral, que establezca el
derecho moral de un individuo para vivir por sí mismo.
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