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¿CÓMO PODEMOS REPLANTEAR LOS EVENTOS ADVERSOS?

 

Los eventos negativos y adversos suceden cada día. Ante ellos solo tenemos dos opciones: dejarnos atrapar por la indefensión o afrontarla.
 
Decía Winston Churchill que las cometas se elevan más alto cuando tienen el viento en contra . Tal vez sea así, tal vez debamos aprender a no dejarnos derribar cuando la adversidad nos llega de espaldas y sin que la esperemos. Pero, ¿cómo hacerlo? ¿De qué manera se pueden replantear las circunstancias negativas cuando estas llegan hasta nuestra puerta?
 
En gran parte de la literatura de autoayuda actual nos insisten en que los eventos desafiantes o simplemente malos nos hacen más fuertes . Este enfoque se basa casi siempre en corrientes espirituales o budistas y en mensajes como que sin barro no hay flor de loto. Bien, lo cierto es que, más allá de adquirir mayor o menor fortaleza, lo más importante es sortear todo lo que nos llega .
 
La clave está en no quedarnos instalados y atrapados en el sufrimiento perpetuo que trae la propia adversidad . De esta manera, es interesante recordar que todos podemos desarrollar habilidades adecuadas para hacer frente a las complejidades vitales. Nadie es ajeno al sufrimiento, todos transitaremos por ese camino aciago alguna vez.
 
Si hacemos uso de un enfoque mental relajado, equilibrado y orientado a las soluciones, tendremos más posibilidades de vencer los días negros y los momentos grises que nos trae la vida .
 
Cómo replantar las circunstancias negativas
Los eventos desafortunados se configurarán en problemas cuando los afrontamos desde dos enfoques claramente equivocados.
 
El primero de ellos es hacer ver que la situación adversa no existe o que no nos afecta. El segundo, cuando nos obsesionamos en exceso con esa realidad y somos incapaces de apreciar o considerar otras perspectivas y enfoques .
 
Como bien señaló Viktor Frankl, entre el estímulo (problema) y nuestra reacción hay un espacio intermedio que debemos permitirnos entre elegir un tipo de respuesta y otra . Asimismo, hay otro hecho innegable: cuando lo que nos rodea es particularmente difícil y adverso, es común sentir impotencia, rabia y tristeza . Toda emoción es permisible. Pero es necesario reorientar todo ese nudo emocional hacia una respuesta válida y adecuada.
 
Debemos aprender a replantear las circunstancias negativas . A continuación veremos algunas claves que podemos aprender y aplicar.
 
 
1. Reencuadre del sesgo de la negatividad: no todo es malo ni será siempre malo
El cerebro suele aplicar a casi cualquier circunstancia el sesgo de la negatividad. Este filtro mental dificulta que podamos hacer un buen juicio de la realidad y que todo lo veamos de manera problemática.
 
Tal y como nos indica el psicólogo y el Premio Nobel de economía Daniel Kahneman, las personas tenemos una tendencia innata a dar prioridad a los eventos negativos como mecanismo de reacción para garantizar la supervivencia . Es un sistema de alerta que nos fue útil en el pasado, pero que hoy suele ser altamente perjudicial.
 
Trabajos de investigación como los realizados en la Universidad de Glasgow nos recuerdan esto mismo. Para nuestro cerebro lo malo siempre tendrá mayor relevancia que lo positivo. Y esto puede hacer que caigamos en ideas como “esto no tiene solución, la cosa va a ir a peor, esto es un desastre”.
 
Es importante saber cómo reacciona nuestro cerebro ante los eventos negativos para tomar control de sus pensamientos . Lo ideal es decirnos algo muy concreto: “en efecto, lo sucedido no es bueno , pero esta situación no va a durar siempre. Confío en mí para salir de esta situación, tengo herramientas para aceptar y encarar esta vivencia”.
 
2. Mente flexible: el cambio es parte de la vida
A la hora de replantear las circunstancias negativas hay algo que debemos tener en cuenta. En ocasiones, ese evento adverso no exige otra cosa de nosotros más que su aceptación. Nada más. Hay cosas que llegan sobre las cuales no tenemos control alguno para cambiarlas.
 
Es relevante entender que los cambios forman parte de la vida y que es necesario asumirlos para dar forma a otra etapa existencial . Algo así solo podremos hacerlo si aplicamos un enfoque flexible, una mentalidad abierta que no se estanca ni pelea ante lo que no puede cambiar.
 
3. El entendimiento relajado y centrado (control de las emociones de valencia negativa)
Cuando el destino nos trae algo que no esperábamos y que causa desconcierto, es común quedar sumidos en el laberinto de las emociones de valencia negativa. Tal y como hemos señalado antes, es común sentirlas durante un tiempo concreto. Sin embargo, no es bueno que se conviertan en una constante en nuestro día a día .
 
Es esencial retirar nuestras dimensiones mentales como la culpa, la rabia o el enfado. Solo la mente relajada es capaz de atisbar soluciones a los desafíos y salidas más innovadoras ante las crisis.
 
4. Para replantear las circunstancias negativas busca apoyo
Cuando la vida se torne gris ante tu ventana, recuerda que no estás solo. Evita el aislamiento, el no hablar para no preocupar y el disimular lo que duele para no llamar la atención . Esas no son buenas salidas a los problemas.
 
De este modo, si deseas replantear las circunstancias negativas con eficacia, es recomendable que busques apoyo . Comparte tiempo con personas significativas y desahoga pensamientos, emociones y necesidades.
 
5. Decisión y proactividad: la pasividad nos deja en el mismo lugar donde todo duele
Nadie elige las circunstancias negativas por las que deberá pasar, pero sí tiene la oportunidad de elegir cómo actuar ante lo que le sucede . Tenemos pleno derecho a quedar inmovilizados por el impacto un tiempo determinado. Toda embestida duele y es adecuado hacer un ovillo con el propio cuerpo para procesar lo sucedido y permitir que la mente acepte esa nueva situación.
 
Ahora bien, después de tocar fondo, es momento de ascender y para ello, hay que ser proactivo . No es adecuado quedarnos en el mismo sitio donde todo duele. Hay que avanzar, buscar soluciones, dar forma a un nuevo yo más innovador, seguro de sí mismo, orientado a la solución y no al estancamiento.
 
Como dijo el poeta austríaco Rainer Maria Rilke , se trataría de convertir un muro en un peldaño . Esa es la clave, ese es el camino.

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