Aprendí a dar, no porque tenga mucho, sino porque sé exactamente cómo se
siente no tener nada.
Es tiempo de sacudir el polvo, mirar hacia adentro, ocuparte de tu cuerpo, cambiar tus pensamientos y dejar que los
recuerdos tóxicos se los
lleve el viento.
He decidido guardar
silencio porque sé que mis
palabras en ocasiones hieren, pero tengo que admitir que a veces hiervo por dentro…
¿Por qué es tan difícil
aceptar nuestros defectos?
No me arrepiento de
quedarme callado, ni de abrazar mis momentos oscuros, solo así me siento seguro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios