El sudor está compuesto por agua, electrolitos (como sodio y potasio), algunas sales y bacterias, y es segregado por las glándulas sudoríparas que se encuentran en todo el cuerpo.
Su función es mantener el nivel de temperatura del cuerpo . Sudamos cuando nos exponemos a una temperatura alta, y el cuerpo trata de nivelarla para no sufrir un golpe de calor.
Existen dos tipos de sudor: el generalizado, que se encuentra por todo el cuerpo, y el localizado. Este último se produce en zonas específicas, como las palmas de las manos, las plantas de los pies y las axilas.
Para
controlar el mal olor del sudor se utilizan antibióticos locales o fórmulas
magistrales con tintura de yodo que destruyen las bacterias. El antibiótico más usado es la
eritromicina, administrada durante varios días de forma local. También
se emplean otras sustancias que disminuyen la sudoración.
Se
llama hiperhidrosis a la producción excesiva y anormal de sudor, la cual
se puede controlar mediante la aplicación de productos que contengan talco, óxido de cinc o cloruro de
aluminio.
La
diferencia entre un antitranspirante y un desodorante radica en que el primero
contiene cloruro de aluminio, sustancia que inhibe la producción de sudor, y el
segundo, aromatizantes que reducen o disimulan el mal olor.
Los
hombres tienden a sudar más que las mujeres, de manera que encontrar un
producto que les funcione bien a ellos y a ellas es un asunto personal.
El tipo de ropa que usamos es un factor que influye en la
sudoración. Ciertas telas, como la licra, nos hacen sudar más. Lo ideal es vestir con telas que
contengan un porcentaje alto de algodón.
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