Postparto
1
El
nombre en sí, 'cuarentena' es el primer mito. La mujer necesita un año al
menos, y no cuarenta días, para asimilar su nuevo papel de madre y recuperarse
tanto física como emocionalmente. Y a esto hay que añadir
todas las dudas que surgen en torno a la lactancia o la higiene íntima.
Y a partir de ahí...¿quién ha dicho que hay que comer por dos durante
la lactancia? ¿O que no te puedes bañar durante el primer mes? Te revelamos 13 mitos que
circulan acerca del postparto y que no son ciertos.
1.- Recuperación postparto: todo lo que necesitas tener en
cuenta para cuidarte en esta etapa
Recuperación
postparto: todo lo que necesitas tener en cuenta para cuidarte en esta etapa
1.
Con cesárea, hay que retrasar la lactancia
Existe una leyenda acerca de las primeras
horas tras una cesárea: no
se recomendaría la lactancia debido a que los fármacos que se han empleado para
la anestesia pueden ser perjudiciales para el recién nacido si se inicia
la lactancia.
Esto
es totalmente falso. La mayoría de las cesáreas se
realizan o bien bajo la anestesia epidural o bajo raquianestesia, fármacos
locales compatibles y seguros
para el futuro bebé y no perjudican su salud.
Y aún en casos de anestesia general o sedación
asociada a o no a la
analgesia epidural, las dosis de fármacos excretados por la leche materna son
muy bajas, por lo que apenas afectan al estado del bebé y habitualmente
no se contraindica la lactancia.
Es
más, se recomienda dar el pecho al recién nacido de inmediato, en cuanto los protocolos médicos lo permitan: en algunos hospitales
aún separan a la madre y al hijo durante las primeras horas de vida. Porque esa separación sí puede
dificultar el inicio de la lactancia.
2.-
Cuidados tras la cesárea: beneficios de tratar la cicatriz
y sus adherencias
Tampoco
la cesárea altera la composición de la leche (otro mito
sin fundamento) sino que puede que la técnica cueste un poco más que tras un
parto natural (porque la madre se encuentra dolorida).
Pero
los beneficios de comenzar la lactancia en cuanto nace el bebé, compensa: el útero recupera antes su tamaño y el bebé se siente reconfortado en
el pecho materno.
Para evitar que el bebé toque la cicatriz con
sus pies, se puede poner
un cojín sobre el vientre para apoyarle.
2.
La subida de la leche da fiebre
La subida de leche es el proceso fisiológico
que experimentan las mamas tras el parto debido a la disminución brusca de los
estrógenos y lactógeno placentario que se produce en el parto. Esta disminución
hormonal conlleva un aumento de la hormona prolactina que estimula la
producción de leche materna.
Se produce generalmente unos tres días después
del parto, aunque anteriormente las mamas han estado produciendo calostro (la
leche de los primero días) con valor nutritivo e inmunológico incalculable para
el recién nacido.
Según
El parto es nuestro esta actividad intensa de la glándula mamaria puede
producir cierta inflamación y edema en la zona, lo que se
traduce en sensación de tensión y plenitud en los pechos unido a calor,
sensibilidad extrema, y en ocasiones dolor.
No
todas las subidas de leche asocian aumento de la temperatura. Hay mujeres que
experimentan una subida de leche más progresiva que no conlleva una ingurgitación
mamaria tan importante, ni tampoco un aumento de la
vascularización, por lo que no se produce ese aumento de temperatura.
Además,
hay que terminar con otro mito: que la transición entre el calostro y la leche
madura sea gradual y suave y no cause síntomas, no
significa que la madre no tiene leche. Si el pequeñín mama bien, sube de peso
sin problemas.
En
casos de 'subidas de leche' muy molestas o dolorosas, se
puede bajar la inflamación aplicando frío después de las tomas y calor húmedo
justo antes en los pechos.
Pero
lo que más rebaja la tensión es, según El parto es nuestro, realizar masaje de
drenaje linfático: consiste en presionar con los dedos
alrededor de la areola hacia el tórax de forma que se empuja el líquido
edematoso hacia el interior de la mama y así se consigue ablandar la zona lo
suficiente como para facilitar un buen agarre y una correcta succión del bebé.
3.
Nada de cremas en los pechos cuando se da de mamar
Hay
que cuidar las mamas durante el postparto y la lactancia para evitar la
aparición de grietas, estrías, dolor o posibilidad de mastitis.
Una
de las medidas básicas es mantener la piel hidratada y mantener seca la zona de
la areola, para evitar la aparición de heridas y grietas.
Por suerte hay multitud de cremas que pueden aplicarse en el pecho sin riesgo
ni para la madre ni para el bebé.
Las cremas de lanolina se emplean muy
frecuentemente para su aplicación en la areola y pezón por su capacidad para
favorecer la cicatrización. Además pueden ser ingeridas por el bebé sin
perjuicio alguno, por lo que no es necesario retirarlas antes de dar el pecho.
También
son útiles las cremas antiestrías o específicas para el cuidado del pecho, que
son inocuas.
Si
se aconseja aplicarse las cremas después de alimentar al bebé es porque algunas
pueden provocar un sabor desagradable a la leche y hacer que el pequeñín
rechace el pecho. O que si hay mucha crema, sus labios
resbalen y no logre agarrarse bien.
4.
La leche materna es de mala calidad y por eso el bebé no gana peso
La composición de la leche va variando a lo
largo de la toma: al principio sale más aguada y luego es más grasa. Si un bebé solo toma la leche
del principio, pero no la del final, puede que la composición total de la toma
no sea completa.
Pero ese problema está provocado por una mala
técnica de lactancia: porque
el bebé está mal colocado y no se agarra bien, porque la mamá le retira
a los diez minutos para cambiarle al otro pecho y no le deja acabar...
La
composición de la leche materna en cada etapa de crecimiento: así se adapta a
las necesidades del bebé
La composición de la leche materna en cada
etapa de crecimiento: así se adapta a las necesidades del bebé
5.
Hay que usar una faja tras el parto
El objetivo del uso de la faja suele ser
recuperar la figura más rápidamente. Pero lograr el objetivo depende de varios
factores.
Los cambios normales tras el parto hace que el
útero recupere su aspecto anterior al embarazo, lo que favorecerá la expulsión
de líquidos retenidos, y el aumento progresivo del tono abdominal.
Y este fortalecimiento se logra con ejercicio
físico, sobre todo con tablas de abdominales, algo que no se puede realizar
hasta que el suelo pélvico no está bien fortalecido (a las seis u ocho semanas
del parto). Así que nada de pretender recuperar la pared abdominal en la
'cuarentena'.
Eso sí, una faja con velcro (una banda que
rodea la tripa) puede ayudar a que las mujeres se sientan más cómodas por tener
su abdomen más sujeto.
Dos
consejos:
Evitar
las de tipo braga o pantalón, porque impiden la transpiración y dificultan la
cicatrización de la episiotomía.
Tras
un parto por cesárea hay que esperar a que la incisión haya cicatrizado por
completo para ponerse faja.
6.
Abstenerse de relaciones sexuales
Sexo
Posparto
En
el postparto hay cambios que pueden dificultar las relaciones sexuales:
El sangrado (los loquios), que presentan un
color y un olor especial, puede
hacer que la mujer se sienta incómoda para mantener relaciones sexuales
hasta que desaparece.
Los cambios hormonales (como la bajada de
estrógenos que puede disminuir la lubricación vaginal) y físicos que se producen tras dar a luz pueden
dar lugar a sensibilidad en la zona vaginal e incluso dolor durante las
relaciones sexuales, sobre todo en caso de episiotomía.
También
un descenso de la libido por los cambios de rol familiar
(de pareja a familia de tres), el cansancio de los primeros días por el cuidado
del recién nacido o la lactancia materna pueden.
Retomar las relaciones sexuales después de
tener un bebé
Y,
explicadas las razones, cabe decir que no hay periodo estipulado para reiniciar
las relaciones sexuales tras el nacimiento del bebé, ya
que depende de cada mujer y de cómo haya transcurrido el parto.
La
mayoría de los ginecólogos recomiendan no mantener relaciones en la cuarentena
para prevenir el riesgo de infecciones o lesiones,
especialmente si ha habido puntos. Además de las molestias que pueda provocar.
Pero
debes tener en cuenta también que se pueden mantener relaciones sexuales sin
penetración, hasta que te sientas preparada. Puede ser más
fácil que empecéis solo con caricias y te vayas acostumbrando poco a poco de
nuevo al contacto sexual.
7.
Si das el pecho no te quedas embarazada
Tradicionalmente la lactancia materna se ha
empleado como un método anticonceptivo natural.
Esto es así porque la hormona prolactina (que
aumenta durante la lactancia) inhibe el proceso de ovulación sobre el ovario.
Esa es la razón por la que muchas mujeres durante la lactancia no tienen
menstruación.
Para
que funcione como anticonceptivo, la lactancia debe ser exclusiva y realizarse
a demanda, sin realizar ningún tipo de parón nocturno. Aun así la efectividad
es menor que otros métodos anticonceptivos.
¿Por qué razón no sirve? Porque la hormona prolactina no
funciona siempre de la misma forma ni afecta a todas las madres por igual.
Así que la mujer no sabe cuándo le va a volver la menstruación y como la
ovulación se produce 14 días antes de la aparición del periodo, es posible
quedarse embarazada si no se usa un método anticonceptivo.
8.
No hay que hacer ejercicio hasta superar la cuarentena
En absoluto. De hecho se recomienda que la
mujer comience a ejercitar su periné tan pronto como tenga fuerzas.
Así
que si pasados los 15 días del parto te sientes bien, puedes retomar la
actividad física. Eso sí, de manera tranquila: caminatas,
estiramiento, yoga...
Y
un consejo: mejor abstenerse de los deportes de alto impacto, porque pueden
debilitar aún más el suelo pélvico.
9.
La madre no se puede bañar en un mes
De igual forma que antiguamente se creía que
ducharse durante las menstruaciones podría traer problemas de salud, se
extendió la idea de que
una mujer no debe de bañarse mientras manche en el postparto.
Está
claro que esto es completamente falso. De hecho, la
higiene es básica para evitar la infección de la cicatriz de la cesárea o de
los puntos en el canal de parto si existieran. Las heridas deben de mantenerse limpias y secas.
Por eso, se aconseja que la mujer se duche cuanto antes, incluso antes de
recibir el alta del hospital.
Eso
sí, ducharse. Porque es conveniente evitar los baños de inmersión, tanto en la bañera
como en la piscina, durante al menos un mes, que es el tiempo que tardan en
cicatrizar las heridas, ya que la humedad dificulta que se cierren.
10.
No salir a la calle con sol en el postparto
No se trata de que no te asomes a la calle,
sino que tengas cuidados básicos con tu piel respecto al sol; aplicarte protector solar (en
verano y en invierno) ya que aún están presentes las hormonas que producen
manchas en la cara.
Pero
puedes (y debes, si te sientes con fuerzas) salir con tu bebé a pasear todos
los días, desde que llegas del hospital. El paseo diario
es un estímulo para tu recuperación y para el desarrollo del niño.
Tan
solo unas precauciones: en verano, hay que sacar al bebé en las horas menos
calurosas, ligero de ropa y con sombrilla para evitar
golpes de calor. Y debes protegerte del sol con una gorra o sombrero y
aplicarte una crema de protección solar alta media hora antes del paseo.
11.
Debes abrigarte de los pies a la cabeza
Es otra de esas creencias de las abuelas que
aseguraban que la mujer que terminaba de ser madre no podía recibir corrientes
de aire.
Los
investigadores no han encontrado nada que justifique esto, así que mejor
abrígate solo lo que necesites. Piensa sino en las mujeres
de Canadá y el frío que hace allí: no tienen problema alguno y siguen con su
rutina habitual tras dar a luz, también fuera de casa.
Tampoco está probado que andar descalza haga
daño o que las corrientes de aire disminuyan la producción de leche materna.
12.
Lavarse y teñirse el pelo, ¡prohibido!
Se
decía que lavarse el pelo era contraproducente durante el postparto inmediato porque la sangre podía revertirse y llegar a la cabeza.
Además, podía cortar la leche e interrumpir el inicio de la lactancia materna.
Estas
creencias no tienen base científica alguna. Igual que teñirse el pelo o
pintarse las uñas: los productos químicos que llegan al torrente
sanguíneo a través del cuero cabelludo (menos aún desde las extremidades) no
son suficientes para causar daño a tu pequeño.
13.
Tras la lactancia disminuye la talla del sujetador
Este
mito se sustenta en que la mama femenina está formada por el tejido glandular
propiamente dicho que es aquel que se encarga de la
secreción de la leche y por tejido de sostén y de transporte de la leche
producida (los conductos).
Durante
la lactancia materna aumenta la cantidad de tejido glandular manteniéndose
estables el tejido de sostén y el número de conductos. El
tejido glandular aumenta además en volumen ya que acumula leche en su interior.
Pero tras la lactancia los conductos y las glándulas se colapsan de nuevo, manteniendo la estructura previa al embarazo. No se produce ninguna destrucción de tejido, por lo que no hay disminución de tamaño respecto al que se tenía antes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios