Cuando sientas que se te escapa el aliento y tengas una fe vacilante, serénate y vuelve a confiar.
No sucumbas al desespero, busca el equilibrio y piensa en lo mejor para recuperar el aplomo.
En la vida hay estaciones, no siempre estás en la cumbre y siempre puedes enfrentarte a los desafíos con esperanza.
Necesitas enfocarte en lo positivo y espantar las pesadillas del ayer y los fantasmas del mañana.
Recuerda que nada llega al azar y que eres capaz de superar cualquier escollo si no te rindes.
Hay secuestrados que un día pensaron en lo peor, pero no claudicaron y hoy están libres y en paz.
Dios nunca nos manda males y lo que vivimos es necesario en nuestro proceso de aprendizaje.
Todo en la vida llega para el bien y en su justo momento la luz vuelve a brillar y vence las sombras.
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