Cierto día un sabio envió a sus jóvenes
discípulos al bosque a recoger hongos para el almuerzo.
Ellos
partieron, estuvieron toda
la mañana en medio de los árboles y regresaron con el encargo.
Le mostraron al maestro hongos muy
bellos, grandes y
con un colorido atrayente y seductor.
El
maestro les preguntó: Además de estos, ¿no vieron en el bosque otra clase de hongos?
Sí, dijeron varios, había unos descoloridos y un tanto arrugados, por eso los dejamos allá.
Bueno,
acá tienen una lección bien importante para sus vidas: muchas veces la realidad es como los hongos.
Lo que se presenta con la
mejor apariencia nos tienta, pero es tan venenoso como las setas coloridas.
La apariencia suele ser engañosa.
No se guíen solo por el bello aspecto de las cosas o las personas.
No se guíen solo por el bello aspecto de las cosas o las personas.
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