El cuerpo humano se
encuentra en un proceso constante de dinamismo y evolución como resultado de su
interacción con el ambiente, donde el equilibrio entre órganos y funciones se modifica
como consecuencia del cambio en el medio externo, ocasionando la aparición de
enfermedades relacionadas con factores físicos, químicos y biológicos.
La salud de las personas depende de su capacidad
de crear una relación armoniosa con el ambiente, por este motivo no solo se
debe tener en cuenta el efecto que los agentes ambientales puedan generar sobre
la salud sino también las acciones que el individuo realiza para mantener la
integridad de estos ambientes naturales.
La salud individual está claramente ligada a la
salud de la comúnidad y el entorno donde una persona vive, trabaja o se
divierte.
Los peligros ambientales de
gran escala y alcance mundial que amenazan la salud humana comprenden el cambio
climático, el agotamiento de la capa estratosférica de ozono, la pérdida de
diversidad biológica, cambios en los sistemas hidrológicos y en las reservas de
agua dulce, la degradación de la tierra y las presiones ejercidas sobre los
sistemas de producción de alimentos.
Para apreciar esta escala y
el tipo de influencia en la salud humana se requiere una nueva perspectiva
concentrada en los ecosistemas y reconocer que el fundamento de una buena salud en las poblaciones
depende en gran parte de la estabilidad que puedan conservar los sistemas que mantienen
la vida en la biosfera.
Debemos concientizarnos de la relación que debe
existir entre ambiente y salud, y buscar mecanismos que nos permitan evaluar, y
prevenir cualquier factor ambiental capaz de afectar adversamente la calidad de
vida de las comúnidades actúales y futuras.
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