Todos los días debería hablarse de las
diferencias como un medio estupendo para acentuar la tolerancia.
Solo así salimos del mundo pequeñito
que creamos, aferrados a creencias limitadas
y verdades relativas.
La vida
de muchos es incierta y brumosa porque tienen una visión parroquial y una mente estrecha.
Por eso
tu mundo se ensancha cuando
te atreves a romper muchos moldes y dejar de ser una ovejita sumisa y
dominada.
Vive alerta porque las ideologías, los partidos,
los credos y las culturas
buscan gente obediente, que hipoteca su mente y traga entero.
Está
bien que el musulmán ore en su mezquita el viernes, el judío en la sinagoga el
sábado y el cristiano el domingo en su templo.
Dios los escucha a los tres y los ama
igual si oran otro
día en otro lugar porque la
única religión es el amor.
Lo
grave es que cada religión se
crea dueña de la verdad y juzguen a los otros como equivocados. Dios
mío, danos tolerancia.
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