El
dar y el recibir tienen la misma importancia. El recibir es una manifestación
de que también sabemos dar. Si queremos recibir, necesitamos estar
abiertos a ello, debemos aceptarlo libremente sin limitar el flujo de energía. Es también aceptarnos y tener
conciencia de que merecemos recibir.
Nos
merecemos todo, sin límites porque venimos a este mundo a disfrutar de todos
nuestros recursos para desarrollarnos plenamente en auténtica vibración con el
Universo. No disfrutamos de todo lo que tenemos
porque no nos sentimos abundantes y merecedores de ellos y vivimos con falta de
coherencia emocional.
Establece
en tu rutina el tratamiento de merecimiento de Louise L Hay durante un tiempo
prolongado para que pase a formar parte de tu vida y lo realices de forma
natural. Puedes fijarte un tiempo, por ejemplo; 40 días y hacerlo cada
mañana cuando amanezca y cada noche antes de dormir. Puedes ponerte inclusive una música de fondo,
aquella que más te guste en un fluir con las palabras que te vas a dedicar. A
medida que lo vayas leyendo lo irás sintiendo cada vez más dentro de ti, hasta que pases a formar parte
de esta abundancia que ya, “tu tienes” y no estás aprovechando ¡Qué sea tu
ritual!.
Tratamiento
de Merecimiento
Yo me merezco todo lo bueno, no algo ni un poquito, sino todo lo bueno.
Yo ahora disuelvo cualquier pensamiento
negativo o restrictivo.
Me
libero y disuelvo todas las limitaciones del pasado.
No me ata ningún miedo ni limitación de
la sociedad en la que vivo. Ya no me identifico con ningún tipo de limitación. En mi mente tengo libertad
absoluta.
Ahora
entro a un nuevo espacio en la conciencia, en donde me veo de forma diferente.
Estoy creando nuevos pensamientos acerca
de mi ser y de mi vida Mi nueva forma de pensar se convierte en nuevas
experiencias.
Ahora sé y afirmo que formo una unidad
con el Próspero Poder del Universo, por lo tanto recibo multitud de bienes. La totalidad de las
posibilidades está ante mí.
Yo merezco la vida, una vida buena.
Yo merezco el amor, abundante amor.
Yo merezco la salud.
Yo merezco vivir cómodamente y prosperar.
Yo merezco la alegría y la felicidad.
Yo merezco la libertad, la libertad de ser todo lo que
puedo ser.
Yo merezco todo lo bueno.
El
Universo está más que dispuesto a manifestar mis nuevas creencias y yo acepto
la abundancia de esta vida con alegría, placer y gratitud. Porque me lo merezco, lo acepto y sé que es verdad.
Así
es, gracias amado Universo.
Yo me merezco todo lo bueno, no algo ni un poquito, sino todo lo bueno.
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