Escucha
a Dios muy dentro de ti y siente que Él te sonríe, te abraza y te susurra muy
quedo:
Te amo infinitamente y siempre estoy contigo, siempre.
Te amo y nunca te dejo.
Soy ese ser con el cual peleas en tus
noches y creo en ti,
aunque tú a veces no creas
en mí.
Eres parte mía, eres un rayo de mi luz como lo son todos
los seres humanos, incluso los que andan en la inconsciencia.
¿Por
qué dudas de Mí y de ti? ¿Dónde está tu confianza? Llegó la hora de creer
firmemente y esperar ardientemente.
Llegó
la hora de amar aquí y ahora y no perder tu paz en un ayer que no existe o en un
futuro incierto.
Llena
tu vida de luz con una aceptación serena de ti mismo, de la realidad
y de los demás.
Te
amo infinitamente y te recuerdo que eres capaz de vivir todo lo que te llega.
Al final todo estará bien.
Te amo infinitamente y siempre estoy contigo, siempre.
Te amo y nunca te dejo.
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