Los
miedos como sombras sigilosas te rodean, te acorralan y te impiden estar en paz
y confiar.
Los miedos son tus peores enemigos así como la fe y el amor son tus
aliados más poderosos.
Por
eso necesitas amar y hacer continuos actos de fe en el Ser
Supremo, en ti y en la misma fuerza de la vida.
Una persona bastante timorata y dubitativa
confesaba cierto día en un Grupo Espiritual:
“Le hice un conjuro al miedo repitiendo muchas veces al día estas palabras: “Creo en mí y creo en Ti, creo en Ti y creo en mí”.
La oración constante y sin vacilaciones
afianza la fe y te permite
derrotar el miedo y vencer las dudas.
Busca
con asiduidad un lugar calmado, relájate, pide a Dios su sabiduría
e identifica los miedos
que te frenan.
Algunos son temores soterrados, pero con una fe sólida y un amor efectivo puedes
desenmascararlos y vencerlos.
“Le hice un conjuro al miedo repitiendo muchas veces al día estas palabras: “Creo en mí y creo en Ti, creo en Ti y creo en mí”.
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