Si una religión te ayuda a amarte y
amar, sigue en ella, pero respeta a los que están en otra o en ninguna.
Lo que
cuenta es que tú seas amor
y nada más. Es lo único que Dios desea y lo único que te da felicidad.
Elude el engaño de creer que tu credo
es el único bueno o
que tú eres poseedor de la verdad porque eso es simple soberbia.
¿De qué te sirve tu religión si juzgas
a otros o los
presionas para que entren a tu colectividad? ¿Eso es tolerancia y respeto?
Sabes
que vas por un buen camino
por tus buenas obras, no por ir a un culto o recitar textos sagrados.
Fuera de amar nada de lo que piden las
religiones es necesario ni lo pide Dios ya que él solo quiere que ames y seas
feliz. Tan sencillo.
Razón
tiene el Dalai Lama cuando
dice que la religión verdadera es la que te convierte en una buena persona.
Los
profetas bíblicos alertaron
contra una fe hipócrita en la que se reza y se hacen ritos mientras se
obra mal. Muy frecuente.
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