Aunque originalmente no hubo una definición
unificada de superdotación, los
avances en la teoría de las inteligencias múltiples han creado un nuevo modelo
en el que se distingue entre personas con uno o más talentos (es decir, que
sobresalen en uno o más de los posibles tipos de inteligencia), y personas
superdotadas, que sobresalen en general en todos los tipos de inteligencia, y
presentan además una alta creatividad y varios rasgos de personalidad
Por extensión, superdotado es el término usado para designar a aquellas
personas que poseen esta característica. Aunque existe un cierto debate
al respecto, la opinión comúnmente aceptada es que la superdotación es hereditaria.
Algunos autores proponen que se hereda a
través del cromosoma X, lo cual justificaría la diferencia estadística entre
hombres y mujeres en los test, aunque dicha afirmación está en disputa.
La definición exacta de superdotación ha sido
tema de controversia a lo largo de los años. No existe una definición unificada, sino más bien
distintas versiones con más o menos defensores, a veces opuestas entre
sí.
Tradicionalmente se ha identificado la
superdotación con un alto
cociente intelectual (CI) desde que Lewis Terman publicó la escala de
inteligencia Stanford-Binet en 1916. Según esta definición, un superdotado sería todo aquel
que alcanza una puntuación de más de 130 puntos en un test de CI. Esta
percepción subsiste hoy día, siendo una forma muy extendida de identificación
de superdotación.
Siguiendo esta línea, algunos pedagogos y
psicólogos presentan la siguiente clasificación para describir diferentes niveles de
superdotación intelectual, con el CI como punto de referencia:
Inteligencia
brillante (no alcanza la superdotación intelectual): más
de 115 de CI. Representa aproximadamente el 16% de la población (dieciséis de cada cien).
Superdotación
intelectual moderada: Más de 130 de CI. Representa el 2,0% de la población
(dos en cien).
Superdotación
intelectual alta: Más de 145 de CI. Representa el 0,1% de la población
(uno en mil).
Superdotación
intelectual excepcional: Más de 160 de CI. Representa el 0,003% de la población
(uno en treinta mil).
Superdotación
intelectual profunda: Más de 175 de CI. Representa el
0,00003% de la población (uno en tres millones), es decir aproximadamente 2330 personas en el mundo,
(en 7 mil millones de habitantes).
Las críticas más habituales hechas a este
modelo son idénticas a las expresadas contra el concepto mismo de cociente
intelectual en general: solo miden un factor del individuo, sin tenerlo en
cuenta en su totalidad; y los tests pueden contener preguntas que introduzcan
factores sociales y culturales que manipulen el resultado (una prueba de
matemáticas avanzadas para alguien que no haya recibido dicha formación, o
acerca de conocimientos propios de un entorno social concreto).
Sin embargo, otros investigadores han sugerido
desde la primera mitad del siglo XX que el intelecto no puede expresarse de una
forma tan unitaria, dando
lugar a otras aproximaciones más amplias al concepto de inteligencia. En
esta línea, investigaciones desarrolladas en las décadas de 1980 y 1990 han
proporcionado datos que apoyan el concepto de múltiples componentes de la
inteligencia, lo que ha llevado a la teoría de las inteligencias múltiples.
Bajo este punto de vista, la
superdotación no es solo atribuible a un alto CI, sino que deben darse también
otros elementos, múltiples cualidades de las cuales no todas son de tipo
intelectual.
En este contexto, identificar superdotación
con CI se percibe como un error conceptual y una simplificación inadecuada.
En este contexto, la mayoría de autores
distinguen diversos casos que, siguiendo la definición tradicional, serían
todos identificados indistintamente como superdotación intelectual, dependiendo
de si el individuo resulta sobresaliente en una, varias, o todas las posibles
formas de inteligencia:
Talentos
simples: percentil superior a 95 en una determinada
capacidad: cálculo
numérico, aptitud verbal, creatividad...
Talentos
múltiples: percentil superior a 85 en dos capacidades: verbal +
numérico, creatividad + verbal,
Talentos
complejos: percentil superior a 80 en tres capacidades: académico
(verbal+lógico+gestión de memoria), artístico (espacial+lógico+creativo),
matemático (numérico + lógico + espacial)...
Superdotación:
percentil superior a 75 en todas las capacidades relacionadas con las
aptitudes intelectuales tradicionales, junto con la creatividad.
Englobados dentro de un paradigma más actual,
los distintos talentos serían formas específicas de "altas capacidades
intelectuales", diferentes de la superdotación, y por tanto con distintas
características y problemáticas. Siguiendo con esta línea, y ante la dificultad
técnica de realizar tests de CI a niños muy pequeños, se prefiere hablar de
"precocidad intelectual" en los casos de niños de altas capacidades
intelectuales, retrasando una definición más exacta hasta el momento en que
sean fiables los test correspondientes (entre los 8 y los 12 años). En
cualquier caso, la problemática a esas edades es la misma, y se sugiere la
misma aproximación en cuanto a educación, sin distinciones.
Joseph Renzulli propuso en 1978 otra definición, la "superdotación
en tres anillos". Esta, que habla más de comportamientos
superdotados que de personas superdotadas, propone que dichos comportamientos superdotados reflejan una
interacción entre tres conjuntos de características humanas: habilidad superior
a la media, altos niveles de compromiso con la tarea desarrollada, y altos
niveles de creatividad. Los individuos superdotados en esta definición
serían por tanto aquellos que poseen o son capaces de desarrollar este conjunto de habilidades,
y las aplican en cualquier área potencialmente valiosa de rendimiento humano.
En los Estados Unidos el sistema educativo
lleva décadas trabajando alrededor del concepto de educación de superdotados,
por lo que cuentan con una definición legal del término. La mayoría de estados
han adoptado completa o parcialmente la Definición Federal de Alumnos Dotados y
Talentosos:
El término "Dotados y talentosos"
cuando se usa en referencia a estudiantes, niños o jóvenes, se refiere a
estudiantes, niños o jóvenes que muestran evidencias de alto rendimiento en áreas como las capacidades
intelectuales, artísticas o de liderazgo, o en campos académicos específicos,
y que requieren de servicios o actividades no provistas habitualmente por el
colegio, con el fin de desarrollar al máximo dichas capacidades.
Todas las características que se mencionarán
no se dan en todos los niños con alta capacidad intelectual, pero sí que
responden en su mayoría al perfil general que presentan estos niños y niñas,
que se caracterizan porque:
Poseen
un conocimiento más amplio y profundo que el resto de sus compañeros, siendo capaces de adquirir los conocimientos de una forma más rápida
y eficaz. Esto les permite dominar
nuevas estrategias con una velocidad inusual. Suelen ser lectores precoces y poseen una gran
memoria.
Son capaces de generalizar los conceptos aprendidos a otros campos
y de mostrar un amplio
nivel de planificación.
Son capaces de seleccionar la información que le será útil para definir
un problema y de localizar o diseñar las estrategias necesarias para
resolverlo.
Siendo a su vez capaces de determinar criterios con los que
evaluar sus propios rendimientos.
Muestran una gran curiosidad ante tareas que
les supongan un reto. Por el contrario, se aburren y muestran desinterés ante
tareas simples, repetitivas o con poca dificultad. Persisten en la tarea hasta
que son capaces de llegar al final.
Generalmente comienzan a hablar antes de lo
habitual, utilizando un vocabulario complejo y oraciones bien construidas.
Además, dado que su comprensión del lenguaje es muy elevada, son capaces de
entender desde pequeños conversaciones de adultos, lo que les permite, a su
vez, ampliar sus propios conocimientos.
Otros signos de un lenguaje avanzado son el
uso de metáforas y analogías, la elaboración de historias o canciones
espontáneamente, la modificación de su propio lenguaje a la hora de utilizarlo
con niños más pequeños, etc. También se relaciona con el lenguaje su capacidad
para captar la ironía y el sentido del humor, aunque en ocasiones su propio
humor no es comprendido por los demás. Desde muy pequeños poseen una gran
imaginación y fantasía.
Sus
pensamientos e ideas son flexibles y son capaces de aportar nuevas soluciones a
los problemas. Generalmente son más sensibles a las necesidades y sentimientos
de otras personas. Pueden identificar cuál es la situación emocional de las
personas, y deducir cuál puede ser la causa de sus conductas.
Suelen aprender antes de lo habitual a jugar
con juegos que poseen reglas e incluso pueden incorporar espontáneamente,
dentro del juego, algún aspecto académico o literario.
Generalmente muestran capacidad de liderazgo,
que suele presentarse en ciertos aspectos como la aceptación de
responsabilidades, la preferencia por dirigir el grupo, la capacidad de
comunicación, adaptabilidad, flexibilidad, la capacidad de dirección del grupo,
etc
.
Suelen
poseer un amplio sentido moral y de la justicia, al tiempo que desarrollan
antes el autoconcepto, lo cual acelera el reconocimiento de que son “distintos”
de los demás.
Generalmente su alta persistencia en la tarea
les hace ser perfeccionistas, fijándose metas muy altas en su propio
rendimiento, incluso más altas de las propuestas por los padres o los
profesores.
Los niños de altas capacidades intelectuales
pueden desarrollarse de forma asíncrona: el desarrollo de sus mentes suele
estar más avanzado que su crecimiento físico, y las funciones específicas
cognitivas y emocionales suelen desarrollarse de forma distinta o a niveles
distintos en momentos de desarrollo diferentes. Aunque no siempre esa
asincronía se manifiesta como una aceleración. Un ejemplo citado frecuentemente
sobre la asincronía en el desarrollo infantil es el de Albert Einstein, que no empezó a hablar hasta los
cuatro años, aunque su fluidez y logros posteriores choquen con ese retraso
inicial.
A este respecto, el psicólogo y científico
cognitivo Steven Pinker ha teorizado que, en los casos de Einstein y otros
superdotados de quien se sabe que empezaron a hablar tarde, más que ver los
logros adultos como una superación de un desorden inicial, puede bien ser que
la superdotación y el retraso en el desarrollo estén intrínsecamente
relacionados.
Los
niños de altas capacidades pueden avanzar más deprisa por los estadios del
desarrollo cognitivo, establecidos por psicólogos evolutivos post-freudianos
como Jean Piaget. Los niños con altas capacidades además perciben el mundo de
forma distinta, resultando en ciertas tensiones sociales y emocionales. El
trabajo de Kazimierz Dabrowski sugiere que los niños dotados tienen una mayor
excitabilidad en el ámbito psicomotor, sensorial, imaginativo, intelectual y
emocional.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios