La gran mayoría de las personas
hacemos un repaso completo de todas las respuestas antes de entregar un examen
tipo test.
Durante este repaso suelen surgir
dudas
que no nos habíamos planteado al dar la primera respuesta.
En ese momento nos enfrentamos a
la difícil elección de dejar la respuesta tal y como está o de arriesgarnos y
hacer un cambio de última hora.
Seguro que esta situación te resulta familiar. Creo que existe una ley
no escrita que todos hemos oído alguna vez: ante la duda es mejor no cambiar la respuesta y mantener
nuestra primera elección.
Sin embargo recientes
investigaciones afirman que cuando seguimos esta estrategia aumentan las
probabilidades de fallar la respuesta. Es decir, si cambiamos la pregunta en el último momento
tendremos más probabilidades de acabar acertándola.
No hace falta decir que esta estrategia sólo se cumplirá para aquellas
preguntas que nos han hecho dudar durante el segundo repaso. No es cuestión de
hacer también cambios de última hora en las preguntas que sabemos con seguridad
desde el principio.
La investigación que ha sacado a
la luz estos datos es bastante sencilla. Durante 70 años se han analizado los
exámenes de estudiantes de 33 carreras distintas. Los resultados mostraron que
las puntuaciones medias de cada carrera aumentaban cuando se cambiaban las
respuestas en el último momento. Es decir, la probabilidad de hacer un cambio de
mal a bien era siempre superior a la probabilidad de hacer un cambio de bien a
mal.
Y sin embargo…
Como decía antes todos conocemos la regla no escrita de ante la duda es
mejor no cambiar la respuesta. ¿Porqué seguimos pensando esto a pesar de que la
evidencia demuestra que cambiar la respuesta es mejor?
Existen 2 explicaciones para este
fenómeno:
1. Cambiar una respuesta y
fallarla conduce a mayores pensamientos autorecriminatorios posteriores. Es decir, cuando
cambiamos una respuesta y la fallamos mantenemos este recuerdo en nuestra mente
mucho más tiempo que si la cambiamos y acertamos. Como consecuencia nos
quedamos con la sensación (ilusoria) de que es más frecuente cambiar y fallar
que cambiar y acertar.
2. Según la Falacia del primer instinto, a la hora de hacer un test anticipamos el arrepentimiento
que sufriremos si cambiamos una pregunta y fallamos. Por esta razón se
despierta en nosotros una especie de mecanismo de defensa que nos hace mantener
nuestra primera respuesta con el fin de evitarnos un posible sufrimiento
posterior.
Los resultados de las
investigaciones son medias probabilísticas. Siempre habrá excepciones que
confirmen la regla.
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