Cultivas la inteligencia emocional si
te amas, no te culpas y creces en empatía, o sea, sentir lo que sienten los
otros.
Es mostrar comprensión, ponerse en el
lugar del otro, es
ser compasivos como Jesús.
Este
don crece cuando ejercitas
la destreza para conocer la historia familiar del otro y entenderlo sin
juicios.
Inteligencia emocional es darle
prioridad a tus relaciones,
ser un buen amante y convivir
en lugar de competir.
Amante no es "la sucursal", es
quien vive amando de verdad,
quien da y se da, respeta, comprende, perdona y es tierno.
Con inteligencia emocional estás bien
porque le das más importancia al ser que al tener.
Las emociones no son ni buenas ni malas y lo importante es manejarlas
sin que te lastimen.
Sé
cauteloso sobre todo con estas: Miedo, odio, culpa y rabia. Si te dominan estás perdido, si las
manejas avanzas sereno.
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