Examina la vida en profundidad y verás
claro que hay cuotas de dolor necesarias en la vida para aprender algo.
El dolor purifica si se acepta con
fortaleza como una
vivencia de purificación y de evolución espiritual.
El dolor permite que tu espiritualidad
se desarrolle y
valores la paz interior para aliviarlo y superarlo.
Si todo fluyera fácil el ser humano no
valoraría nada o se
instalaría en el sofá de la indiferencia y la comodidad.
La tensión entre la luz y la sombra es
necesaria y los
seres humanos aprenden por contraste.
Claro
que muchos dolores son
evitables y brotan del mal uso de la libertad humana, no de un plan
divino.
Cuando fluyes en el amor hay pruebas y
obstáculos, pero
nunca te hunden, antes bien creces con ellos.
Mira bien y reconoce que tus mayores
conquistas son el fruto de enfrentar la adversidad con fe y coraje.
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