Exceso de estrés
Todos vivimos con estrés, es normal y
natural. Pero el exceso es uno de los peores enemigos para bajar los gorditos. No solo te regala un
humor insoportable, muchas veces la ansiedad, genera hambre emocional que te
invita a abusar de la comida. También, la sobrecarga de cortisol (la hormona del estrés) incrementa
los niveles de azúcar en la sangre, generando más hambre y promoviendo
el desarrollo y estancamiento de grasa en el área del abdomen.
No dormir
La falta de sueño y descanso deriva en
falta de energía. Cuando nos desvelamos, como no podemos tomarnos una siesta ( y aunque pudiéramos,
no es lo mismo que dormir en la noche) el cuerpo opta por obtener energía de una fuente más
accesible: la comida . La forma más fácil es creando antojos por comida
con un alto contenido energético, alias comida chatarra. La falta de sueño
literal se traduce en hambre. No es casualidad que después de una gran
desvelada, se te antojen unos tacos o una chilaquiles gigantes. Además, durante
el sueño se hacen muchísimas funciones vitales como: la formación de músculo
(que es el que más quema grasa en el cuerpo) y los reajustes en el metabolismo.
El miedo a engordar
No subestimes a tus pensamientos. Si crees que comerte una lechuga
de más te va a engordar.. es muy probable que lo haga. Si vives contando
calorías y porciones por miedo a engordar, tu cuerpo entiende el mensaje. Somos
una máquina perfecta, y a veces no nos damos cuenta cuánta influencia tiene
nuestra mente sobre nuestro físico. Por ejemplo: ¿has oído hablar de los
embarazos psicológicos? Bueno… imagínate de qué eres capaz de hacerle a tu
cuerpo con lo que crees y sientes. Puedes hacerlo engordar o enfermar de la misma
manera que lo puedes mantener saludable. No te obsesiones
El alcohol
Si crees que por escoger un mezclador
light o elegir la bebida menos engordante ya la hiciste, estás equivocada. El alcohol no solo es
un tema de calorías. Hace
sobretrabajar a tu hígado y en lugar de procesar las grasas tiene que
desintoxicar tu cuerpo. También los riñones hacen un esfuerzo extra por
limpiar la sangre, lo que provoca retención de líquidos. Consumirlo
regularmente, altera los ciclos del sueño y vuelve loco a tu sistema hormonal,
afectando tu metabolismo. Si quieres bajar de peso, es un no rotundo.
La comida procesada
La clave es comer los alimentos lo más
parecidos a como vienen de la naturaleza. Jamás he visto crecer barritas rellenas de
mermelada o que una vaca de leche light. Entre más procesado, más engorda. La
pedrada va más para los productos engañosos que aparentan ser saludables con
títulos como: light, Sugar free, fat free, gluten free, etc. Todos los químicos
raros que tienen estos productos intoxican al cuerpo. Las toxinas viven en la
grasa corporal (en el mejor de los casos) y hacen sobretrabajar a todos tus
órganos. No cuentes las calorías, fíjate en los ingredientes.
Comer siempre lo mismo
El cuerpo tiene muchos requerimientos
nutricionales.
Si comes lo mismo todos los días, por más ligeros y balanceados que sean tus
alimentos, probablemente te harán falta ciertos micro y macronutrientes. El
cuerpo siempre pide lo que necesita, por lo que vas a seguir teniendo hambre
aún después de haber comido saludable. Si todos los días comes ensalada y
pechuga asada (espero que no) tu metabolismo se estanca y aprende a trabajar
con lo que hay sin hacer un esfuerzo extra por quemar lo que le sobra. Come
variado y saludable; un tip es tratar de incorporar varios colores de frutas y
verduras a tus alimentos. Comer solo de un color, generalmente limitará otras
vitaminas y minerales necesarias para estar en óptimas condiciones.
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