En tu vida habrá placer y dolor,
triunfos y derrotas. Abraza todo como viene, aprovecha lo mejor, y muévete
constantemente hacia adelante.
Las
decepciones vendrán, y luego aparecerán nuevas oportunidades. Cada día, cada etapa, tendrá su
cuota de altibajos, comienzos y finales.
La vida es maravillosamente rica, sin embargo no es
cremosa y suave como un batido de chocolate. La riqueza de la vida es aparentemente desigual y
contradictoria, y eso es lo que lo hace tan magnífica. En los últimos
años de tu vida, al ir terminando tu camino, podrás ver tu vida en perspectiva
y todas las cosas que te ocurrieron adquieren un verdadero sentido y podrás entender como fuiste
guiado de la mano de Dios y comprenderás el paraqué de todas las lecciones
aprendidas.
Tú
tienes la capacidad de atesorar los buenos momentos, así como las lecciones
aprendidas y la experiencia adquirida por todas las dificultades por las que
has pasado. Las victorias
adquieren un sabor mucho más dulce luego de haber pasado por una serie de
derrotas.
Sólo
recuerda que cada paso que das, es parte de la riqueza que nos da Dios en la
vida. Comprendes como
todas las experiencias engranan en una aventura verdaderamente maravillosa.
Este día, este momento, es todo tuyo y
tienes la oportunidad para aprovecharlo como quieras y atesorar su inmensa
riqueza.
No
olvides dar las gracias a Dios por toda esta inmensa riqueza.
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