La
crisis de la edad media no es un mito. Los años comienzan a sentirse.
“Mi mayor preocupación en estos momentos es quedarme sin quien me quiera
en la vida y me acompañe en mi vejez”. Isabella Carrazco, 43 años.
La crisis de la edad media no es un mito. Los años comienzan a sentirse
(primeras arrugas, la ley de gravedad ya no es teoría, baja la resistencia
física) y muchas empiezan a ‘pelear’ contra la vejez.
“Quieren
seguir viéndose jóvenes y bonitas”, comentan las profesionales. Hay,
otra vez, una presión por la belleza y quieren vestirse de manera juvenil.
Sin embargo, sienten cierta comodidad que da la
experiencia y la madurez, lo cual les ayuda a enfrentar de manera más positiva una situación de crisis
(problemas familiares, laborales, pérdidas, quiebras, duelos).
Llega la consolidación de su carrera, hay mayor
estabilidad. “El mercado
laboral castiga mucho la no educación, así que a aquellas menos preparadas les
cuesta más conseguir algo mejor o volver al trabajo si han parado por
maternidad o por otro motivo”.
La
salud se vuelve un tema prioritaro, por el riesgo de un cáncer (de seno
o de útero) y porque hay que pensar en alejar lo más posible los efectos de la
futura vejez.
Muchas
tienen hijos adolescentes y les preocupa cómo van a enfrentar ellas y sus hijos
esa etapa.
“Ellas saben que
hoy hay más presiones sobre los hijos, están las redes sociales, la tecnología,
las drogas; la sexualidad empieza más temprano. No quieren pelear con ellos, quieren ser muy amigables,
pero deben estar pendientes”.
Como su pareja también está en la edad media, la infidelidad es un gran riesgo
de parte y parte. El riesgo de un divorcio aumenta. “Se evalúa mucho la
relación de pareja, se pregunta si debe rehacer su vida, quiere retomar su
vida”.
La
mayoría tiene una estabilidad económica para disfrutar en familia.
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