A
través de una técnica llamada Análisis de Ciclo de Vida los científicos han
sido capaces de poner en cifras el impacto de diferentes tipos de carnes.
Los peores son los animales que se alimentan con hierba y
producen metano, como vacas y ovejas. Las vacas producen el equivalente a 16kg de dióxido de
carbono por cada kilo de carne, y las ovejas, 13kg de CO2 por cada kilo de
carne.
Cerdos y pollos, que tienen una dieta más mezclada, no lo
hacen tan mal. Los cerdos
producen la mitad de ese CO2, y los pollos sólo 4,4kg por kilo de carne.
Así que si te preocupa tu huella
de carbono, es mucho mejor que comas pollo que carne vacuna.
Y, aunque quizás sea incómodo para algunos ecologistas,
los mejores pollos para el medio ambiente (en términos de emisiones) no son los
orgánicos de corral, sino aquellos que crecen en granjas intensivas.
Otra
estrategia es encontrar fuentes alternativas de proteína animal.
Insectos, peces de criadero e incluso carne producida en
el laboratorio son candidatos a remplazos potenciales, pero todos tienen
desventajas significativas.
Los
insectos son desagradables, los peces de criadero tienen otros inconvenientes
medioambientales y la carne artificial es aún demasiado costosa.
Sin embargo, hay otras opciones al alcance de la mano.
Criar mejillones requiere poca
energía.
Sorprendentemente, la fuente de proteínas más ecológica
que encontré está en los mejillones.
Cultivados en largas sogas bajo el agua de un lago marino
en las islas Shetlands, en Reino Unido, sacar a los mejillones del mar y
llevarlos a nuestros platos requiere poca energía.
Incluso, como añadido, capturan dióxido de carbono y lo
almacenan en sus conchas.
El
resultado es que su huella de carbono es 20 veces menor que la del pollo, y 50
veces menor que la de la carne vacuna.
Si
realmente queremos reducir el impacto medioambiental de nuestra dieta
deberíamos quizás comer más mejillones.
Lo que necesitamos ahora son formas más imaginativas de
cocinarlos.
Pero para muchos ecologistas el criterio de la huella de
carbono es muy estrecho. Puede ayudarnos a encontrar métodos más eficientes en
términos de energía para producir carne, pero puede que esa no sea la mejor
manera de usar la tierra y los recursos.
Sin
embargo, entre las opciones que exploramos para minimizar el impacto
medioambiental de nuestro consumo carnívoro también hay que contemplar la
reducción del desperdicio y, sí, comer menos carne.
Si
quieres ser un carnívoro ecológico de verdad, lo mejor es consumir menos de
100gr al día. Eso es la mitad de lo que actualmente comemos.
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