Granito
o espinilla, su origen suele ser el mismo: un exceso de producción sebácea
mezclada con las bacterias que viven en nuestra piel. Las causas de esta
sobreproducción pueden ser varias pasando por altibajos hormonales, la acumulación
de células muertas sobre la piel… el resultado acaba
siendo el mismo: una obstrucción del poro que impide liberar el sebo y se
infecta.
Existen
muchos tipos de acné y los más agresivos requieren
tratamiento médico y seguimiento dermatológico. Pero los casos más comunes pueden controlarse y
solucionarse con rutinas higiénicas diarias y con productos específicos,
así que no desesperes.
Lo
primero es mantener la piel limpia para evitar la
acumulación de grasa y bacterias en los poros. Para ello es imprescindible
limpiar tu piel mañana y noche con productos limpiadores que “liberen” los
poros y les permitan respirar.
¡No
caigas en el error de no hidratar tu piel! El nivel de
hidratación se refiere al nivel de agua que posee la piel y no tiene nada que
ver con las secreciones grasas. Una piel grasa puede además estar deshidratada
si no utilizamos productos específicos para ello.
Si
tu piel es grasa y las texturas untosas te resultan pesadas, elige hidratantes
específicas para tu tipo de piel. Suelen ser lociones con
textura gel de rápida absorción que además incluyen activos purificantes y
matificantes, como ácido salicílico, vitaminas y zinc.
Puedes utilizar matificantes especícos
combinados con tu tratamiento. Un buen truco es llevar siempre contigo
papelitos matificantes que absorban la grasa superficial al instante y eliminen
los brillos.
Hemos hablado del acné en la adolescencia,
pero ¿Qué ocurre a partir de los 25? Como afirma el dermatólogo José Luis López
Estebaranz, "cada vez
hay más mujeres que padecen el denominado acné adulto, debido al estrés en la
mayoría de los casos", pero también puede ser un reflejo de padecer
quistes en los ovarios.
Si padeces acné adulto, lo mejor es que lo
consultes con tu dermatólogo para que sea él quién determine las causas y elija
un tratamiento.
Si tu problema son los granitos puntuales,
tienes a tu disposición un amplio catálogo de productos de acción específica
que actúan directamente sobre la imperfección reduciendo la inflación e incluso
disimulándola, al incorporar un poco de maquillaje.
Por
regla general el maquillaje siempre ha sido objeto de controversia cuando
hablamos de acné: disimula su aspecto, sí, pero también obstruye los poros.
Afortunadamente las nuevas tecnologías han permitido crear bases de maquillaje
mucho más respetuosas con la piel e incluso podemos disfrutar de algunas que
incluyen tratamiento para eliminar las imperfecciones.
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