Todos
tenemos la facultad de indignarnos y todos queremos un mundo donde no exista
Indignación.
Vivimos ahora en una interconectividad como nunca antes, pero
en este mundo todavía hay
cosas intolerables. Para verlas, es bueno y
necesario mirar, buscar.
La peor de las actitudes es la indiferencia y decir "No
puedo hacer nada contra eso”.
Necesitamos que nuestra sociedad se vuelva una de la que
estemos orgullosos.
Donde no
se cuestione la seguridad social y los planes de pensiones y salud.
Que exista un programa de salud nacional y de pensiones tal
como todos queremos, "un plan completo de salud nacional y seguridad
social, apuntado a asegurar a todos los ciudadanos los medios de subsistencia
cuando sea que estén incapacitados para encontrar un trabajo; una jubilación
que permita a los viejos trabajadores terminar sus días con dignidad”.
Donde las
fuentes de energía, electricidad, y gas, minas, los grandes bancos, sirvan a
todos y que exista una organización racional de la economía asegurando que el
interés general primen sobre los intereses particulares.
Donde
los medios de producción, los frutos del trabajo común, las riquezas de los
grandes bancos sean instituciones de una verdadera democracia económica y
social.
Donde el hombre justo cree la riqueza en la esfera de su trabajo y no
sobre el “poder del dinero”.
Donde los medios masivos estén al alcance de todos, con una
verdadera democracia, con una prensa independiente, donde todos defendamos "la
libertad de prensa, su honor y su independencia del Estado, y del poder del
dinero y de la influencia extranjera”.
Donde
exista una posibilidad real para que
todos los niños se beneficien de la más avanzada educación sin discriminación.
Donde existan salarios dignos para los profesores formadores
de una escuela democrática, muy al
servicio de una sociedad que ayudará a desarrollar en nuestros jóvenes una mente
inventiva y una crítica suficiente.
Donde el Estado tenga la capacidad de afrontar los gastos que
se requieren para atender a todos los ciudadanos sin que los servidores de las
altas esferas del estado caigan en la trampa “del poder del dinero” ni de “de
los hombres egoístas”.
Donde los bancos estén más preocupados por el interés
general que por sus dividendos o por los altos sueldos de sus líderes.
Donde se reduzca la disparidad entre los más pobres y los
más ricos.
Donde la gente no se obsesione con amasar fortunas, o por competir por “ser
el mas rico del cementerio”.
Donde podamos llamar a las nuevas generaciones a vivir, a transmitir
el legado y sus ideales.
Donde los líderes políticos, económicos e intelectuales y la
sociedad no tengan que ceder ni permitir la opresión de una dictadura
internacional o de los mercados financieros que amenazan la paz y la
democracia.
Donde
alcancemos un mundo con más justicia, más libertad. “Si te encuentras con un
desfavorecido, siente pena por él pero ayúdale a ganar sus derechos”.
Donde todos seamos responsables como individuos del cambio.
La responsabilidad de una persona no puede ser asignada por el poder o una
autoridad. Al contrario, es necesario estar involucrado en el nombre de la
responsabilidad de uno como ser humano.
Donde tengamos el optimismo natural que busca que todo lo
deseable sea posible.
Donde
se de la libertad del hombre de progresar paso a paso.
Donde
el hombre alcance su plena libertad y el estado
democrático en su forma ideal.
Donde el progreso esté hecho de "libertad"
“Donde la cara del ángel abra los brazos para contener y
empujar una tempestad, que identifique el progreso”.
Donde
la sociedad genere su propio compromiso de mejorar.
Donde se acaben las amenazas y el totalitarismo sobre la
humanidad.
Donde
los pueblos luchen por su independencia
Donde
se cumplan todos los derechos contenidos en la “Declaración Universal de los
Derechos Humanos” de 1948 que son justamente eso, universales.
El artículo 22 dice: "Toda persona, como miembro de la
sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el
esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la
organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos
económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre
desarrollo de su personalidad."
Para
ser efectivos hoy es necesario actuar en red, usar todos los medios de
comunicación modernos. Miren alrededor, encontrarán temas que justifiquen su
indignación. Encontrarán situaciones concretas que les llevan a fortalecer su
acción ciudadana. ¡Busquen
y encontrarán!
La NO VIOLENCIA es el camino que
debemos aprender a seguir. También lo deben aprender los opresores.
La NO VIOLENCIA es una segura
forma de hacer que la violencia se detenga.
Uno no puede tolerar el terrorismo.
Es necesario
entender que la violencia se opone a la esperanza.
Es
necesario preferir la esperanza. Si, esperanza por sobre la violencia.
Es
necesario llegar a negociaciones para quitar la opresión; esto es lo que
permitirá no tener más violencia. Por lo tanto, no debemos permitir que
se acumule demasiado odio.
Debemos infundir en la gente un mensaje de esperanza en la
capacidad de las sociedades modernas de sobreponerse a conflictos por medio del
mutuo entendimiento y una paciente vigilancia. Para alcanzar este punto es
necesario basarse en derechos, en vez de violaciones, quien sea el autor, debe
causar nuestra indignación. No
hay que transar estos derechos.
Debemos
conseguir el apoyo de todas las personas que en el mundo son adversarias de la
opresión.
Debemos "crecer" no solo en el campo financiero
sino también en el dominio de las ciencias y la tecnología.
Ya es el momento de que las preocupaciones acerca de la
ética, la justicia y el equilibrio duradero (económico y medio ambiental)
prevalezcan. Porque son
los riesgos más serios que nos amenazan. Ellos pueden poner fin a la aventura
humana en el planeta, que puede llegar a ser inhabitable para los humanos.
Tenemos esta crisis económica, pero todavía no iniciamos una
nueva política de desarrollo. Del mismo
modo, las cumbres contra el cambio climático no han producido una política real
para la preservación del planeta.
Estamos en el umbral entre el terror y las posibilidades de
las décadas que siguen. Pero es necesario tener esperanza.
¿Cómo concluir este llamado a la indignación?
Convoquemos una verdadera insurrección pacífica contra los
medios de comunicación que no propongan como horizonte para nuestra juventud
otras cosas que no sean el consumo en masa, el desprecio hacia los más débiles
y hacia la cultura, la amnesia generalizada y la competición excesiva de todos
contra todos."
TODOS
Necesitamos rescatar los principios y valores en los que descanse la democracia
moderna de nuestro país. Estos principios y valores los necesitamos ahora más
que nunca.
Queremos
un mundo donde no existan motivos reales para indignarnos y que el interés
general domine sobre los intereses especiales.
YA ESTAMOS INDIGNADOS, RAZON SUFICIENTE PARA COMENZAR A CONSTRUIR ENTRE
TODOS UN MUNDO DONDE PODAMOS VIVIR EN PAZ Y ARMONIA.
…Y QUE DIOS NOS AYUDE A ENCONTRAR EL CAMINO.
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