El
temor al coronavirus ha provocado numerosas búsquedas en internet y mucha
información errónea sobre cómo mejorar las defensas del organismo. Esto es lo
que funciona y lo que no.
El
sistema inmunitario es una compleja red de células, órganos y tejidos que
trabajan conjuntamente para proteger al organismo de las infecciones.
Aunque la genética desempeña un papel, sabemos, gracias a
los estudios sobre gemelos, que
la fuerza de nuestro sistema inmunitario está determinada en gran medida por
factores no hereditarios. Los microbios a los que nos exponemos a lo
largo de la vida, así como los factores relacionados con el estilo de vida, como el estrés, el sueño, la dieta y el ejercicio, influyen en la fuerza de nuestra
respuesta inmune.
La
conclusión es que no existe una píldora mágica ni un alimento en particular que
garantice el refuerzo del sistema inmunitario y la protección contra el
coronavirus.
Pero hay
formas efectivas de cuidarse y dar al sistema inmunitario la mejor
oportunidad de hacer su trabajo contra una enfermedad respiratoria.
Reduce
tu estrés. La preocupación por el coronavirus, la bolsa de valores y el
desorden general de la vida han aumentado nuestros niveles de estrés, pero sabemos
que el estrés también puede hacernos más susceptibles a las enfermedades
respiratorias.
En una serie de notables estudios realizados a lo largo
de 20 años en la Universidad Carnegie Mellon, se expuso a voluntarios al virus
del resfriado (mediante gotas nasales) y luego se les puso en cuarentena para
observarlos. Los
investigadores descubrieron que las personas que declaraban tener menos estrés
en sus vidas eran menos propensas a desarrollar síntomas de resfriado.
Otra serie de estudios de la Universidad Estatal de Ohio
descubrió que los conflictos matrimoniales son especialmente exigentes para el
sistema inmunitario. En una serie de estudios, los investigadores infligieron
pequeñas heridas en los brazos de los voluntarios y luego pidieron a las parejas
que discutieran sobre temas tanto agradables como estresantes. Cuando las parejas discutían,
sus heridas tardaban, de media, un día entero más en curarse que después de las
sesiones en las que las parejas hablaban sobre algo agradable. Entre las
parejas que mostraban niveles especialmente altos de hostilidad, las heridas
tardaban dos días más en curarse.
La
conclusión:
· El cuerpo combate mejor las enfermedades y cura las heridas cuando no está estresado.
· Aprender técnicas para controlar el estrés, como la meditación, la respiración controlada o hablar con un terapeuta, son formas de ayudar a tu sistema inmunitario a mantenerse fuerte.
Mejora
tus hábitos de sueño. Un sistema inmunitario sano puede combatir las
infecciones. Un sistema
inmunitario privado de sueño no funciona tan bien. En un sorprendente
estudio, los investigadores encontraron 164 hombres y mujeres dispuestos a
exponerse al virus del resfriado. No todos enfermaron. Sin embargo, los
investigadores descubrieron que los que dormían poco, es decir, los que dormían
regularmente menos de seis horas por noche, tenían 4,2 veces más probabilidades
de contraer el resfriado que los que dormían más de siete horas. El riesgo era aún mayor cuando
la persona dormía menos de cinco horas por noche.
La
conclusión:
· Centrarse en mejorar los hábitos de sueño es una buena manera de reforzar el sistema inmunitario.
· El punto óptimo para dormir es de seis a siete horas por noche.
· Mantén un horario regular para acostarte y levantarte.
· Evita las pantallas, las comidas nocturnas y el ejercicio justo antes de acostarte.
Revisa
tu nivel de vitamina D: Aunque se necesitan más estudios sobre la
relación entre la vitamina D y la salud inmunitaria, algunas investigaciones
prometedoras sugieren que
monitorear el nivel de vitamina D —y tomar un suplemento de vitamina D— podría
ayudar al organismo a combatir las enfermedades respiratorias. En un
estudio realizado con 107 pacientes de edad avanzada, algunos tomaron dosis
elevadas de vitamina D, mientras que otros recibieron dosis estándar. Al cabo
de un año, los investigadores descubrieron que las personas del grupo de dosis altas tenían un 40 por
ciento menos de infecciones respiratorias a lo largo del año, en comparación
con las que tomaban la dosis estándar. Un análisis más reciente de 25
ensayos controlados aleatorios con 11.000 pacientes mostró un efecto protector
general de los suplementos de vitamina D contra las infecciones agudas de las
vías respiratorias. Los datos no son concluyentes, y algunos estudios sobre la
vitamina D no han mostrado ningún beneficio.
¿Por
qué la vitamina D podría reducir el riesgo de enfermedades respiratorias?
Nuestro cuerpo necesita una cantidad adecuada de vitamina D para producir las
proteínas antimicrobianas que eliminan los virus y las bacterias. “Si no se tiene una cantidad
adecuada de vitamina D en circulación, se es menos eficaz en la producción de
estas proteínas y se es más susceptible a la infección”, dice Adit
Ginde, profesor de medicina de urgencias en la Escuela de Medicina de la
Universidad de Colorado y autor principal del estudio. “Estas proteínas son especialmente activas en las
vías respiratorias”.
Es importante señalar que no hay recomendaciones clínicas para tomar vitamina D
para la salud inmunológica, aunque la recomendación estándar para la salud ósea
es de 600 a 800 unidades internacionales al día. (Ese es el nivel que se
encuentra en la mayoría de los multivitamínicos). En el estudio sobre las
enfermedades respiratorias y la vitamina D, la dosis equivalía a unas 3330
unidades internacionales diarias.
La
vitamina D puede encontrarse en los pescados grasos, como el salmón, y en la
leche o los alimentos enriquecidos con vitamina D. En general, nuestros niveles
de vitamina D tienden a estar influenciados por la exposición al sol, el tono
de la piel y la latitud: las personas de las zonas del norte que se
exponen menos al sol en invierno suelen tener menos vitamina D. Para comprobar
los niveles de vitamina D es necesario realizar un análisis de sangre. Menos de
20 nanogramos por mililitro se considera deficiente. Por encima de 30 es
óptimo.
La
conclusión:
Si te preocupa tu salud inmunológica, puedes considerar la posibilidad de revisar tu nivel de vitamina D y hablar con tu médico sobre la conveniencia de tomar un suplemento.
Evita
el consumo excesivo de alcohol.
Numerosos estudios han encontrado una relación entre el consumo excesivo de alcohol y la función inmunitaria. Las investigaciones demuestran que las personas que beben en exceso son más susceptibles de padecer enfermedades respiratorias y neumonía y se recuperan más lentamente de las infecciones y las heridas. El alcohol altera el número de microbios del microbioma intestinal, una comunidad de microorganismos que afectan al sistema inmunitario. El exceso de alcohol puede dañar los pulmones y deteriorar el sistema inmunitario de las mucosas, que es esencial para ayudar al organismo a reconocer los agentes patógenos y combatir las infecciones. Y no solo el consumo crónico de alcohol es perjudicial. Las borracheras también pueden dañar el sistema inmunitario.
La
conclusión: Un cóctel o una copa de vino mientras te resguardas en casa del
coronavirus está bien. Pero evita beber en exceso. Las Guías Alimentarias de
EE. UU. recomiendan que el alcohol se consuma solo con moderación: hasta una
bebida al día para las mujeres y dos para los hombres.
Sigue
una dieta balanceada, haz ejercicio y evita los suplementos no probados.
Una
dieta saludable y el ejercicio son importantes para mantener un sistema
inmunitario fuerte. Sin embargo, no se ha demostrado que un solo
alimento o remedio natural refuerce el sistema inmunitario de una persona o
evite las enfermedades. Pero eso no ha impedido que la gente haga afirmaciones
engañosas. Una receta que circula por las redes sociales afirma que el agua de
ajo hervida ayuda. Otros alimentos comunes que se promocionan por sus
propiedades inmunitarias son el jengibre, los cítricos, la cúrcuma, el aceite
de orégano y el caldo de huesos. Hay pequeños estudios que sugieren que algunos de estos alimentos son
beneficiosos, pero faltan pruebas sólidas. Por ejemplo, la afirmación
del caldo de huesos ha sido impulsada por un estudio publicado en 2000 que
mostraba que comer sopa de
pollo parecía reducir los síntomas de una infección de las vías respiratorias
superiores. Varios estudios pequeños han sugerido que el ajo puede
mejorar la función del sistema inmunitario.
Las afirmaciones de que los productos de baya del saúco pueden prevenir las
enfermedades víricas también circulan por las redes sociales, pero no
hay pruebas.
Los
suplementos y pastillas de zinc también son un remedio popular para combatir
los resfriados y las enfermedades respiratorias. Algunos estudios han
descubierto que las pastillas de zinc pueden reducir la duración del resfriado en
aproximadamente un día y pueden reducir el número de infecciones de las
vías respiratorias superiores en los niños. Pero los datos sobre el zinc son
contradictorios.
Si
ya tienes suficiente zinc en tu dieta, no está claro que tomar un suplemento
pueda ayudar. Los suplementos de zinc también suelen provocar náuseas.
“Hay
muchos productos que pregonan propiedades de refuerzo del sistema inmunitario,
pero no creo que se haya demostrado médicamente que ninguno de ellos funcione”,
afirmó Krystina Woods, epidemióloga hospitalaria y directora médica de
prevención de infecciones en Mount Sinai West. “Hay gente que anecdóticamente dice ‘me sentí muy bien
después de tomar’ lo que sea. Eso puede ser cierto, pero no hay ciencia que lo
respalde”.
La conclusión: Si te gustan los alimentos que se promocionan como reforzadores del
sistema inmunitario, no hay nada malo en consumirlos como parte de una dieta
equilibrada. Solo tienes que asegurarte de no descuidar los consejos de
salud comprobados —como
lavarte las manos y no tocarte la cara— a la hora de protegerte de las
enfermedades virales.
· El cuerpo combate mejor las enfermedades y cura las heridas cuando no está estresado.
· Aprender técnicas para controlar el estrés, como la meditación, la respiración controlada o hablar con un terapeuta, son formas de ayudar a tu sistema inmunitario a mantenerse fuerte.
· Centrarse en mejorar los hábitos de sueño es una buena manera de reforzar el sistema inmunitario.
· El punto óptimo para dormir es de seis a siete horas por noche.
· Mantén un horario regular para acostarte y levantarte.
· Evita las pantallas, las comidas nocturnas y el ejercicio justo antes de acostarte.
Si te preocupa tu salud inmunológica, puedes considerar la posibilidad de revisar tu nivel de vitamina D y hablar con tu médico sobre la conveniencia de tomar un suplemento.
Numerosos estudios han encontrado una relación entre el consumo excesivo de alcohol y la función inmunitaria. Las investigaciones demuestran que las personas que beben en exceso son más susceptibles de padecer enfermedades respiratorias y neumonía y se recuperan más lentamente de las infecciones y las heridas. El alcohol altera el número de microbios del microbioma intestinal, una comunidad de microorganismos que afectan al sistema inmunitario. El exceso de alcohol puede dañar los pulmones y deteriorar el sistema inmunitario de las mucosas, que es esencial para ayudar al organismo a reconocer los agentes patógenos y combatir las infecciones. Y no solo el consumo crónico de alcohol es perjudicial. Las borracheras también pueden dañar el sistema inmunitario.
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