Cuenta
la leyenda que, en el año 1284, 130 niños fueron conducidos lejos de la ciudad
alemana de Hamelin.
Lo hizo un misterioso hombre con la ayuda de una flauta de plata.
La misma con la que había
sacado de la ciudad una plaga de ratas.
Se dice que atrajo a los niños en venganza por no recibir el pago
prometido tras haber acabado con los roedores de Hamelin.
En la actualidad dos cruces hechas con piedras marcan el lugar donde
supuestamente se les vio por última vez: en la montaña.
Dicen que se abrió. Tras recorrer kilómetros bajo tierra, los chicos
lograron salir a través de una cueva en Transilvania.
La fábula se inspiró en el rey Geza II de
Hungría, que alistaba a
jóvenes alemanes para defenderse de los turcos y tártaros.
Los Hermanos Grimm contaron su versión, Goethe
nos dio la suya y, como pasa, toda leyenda enseña algo valioso.
Pilas porque en la vida te topas con seres oscuros que te atraen
y te llevan a lugares tenebrosos como el flautista de Hamelin.
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