Una
estupenda decisión es responsabilizarte de tu vida tal como es y dejar de lado
excusas fáciles.
Eres lo que eres, no por tus padres, sino por las elecciones que has hecho en tu vida.
Culpar a otros es lavarte las manos y asumir el ingrato papel de víctima, en lugar de tomar las riendas de tu vida.
Muchas personas están bien sin tener un papá al lado e, incluso, con un hogar disfuncional.
Cada uno mira como asume su realidad, con amor o con odio, con fe o con vacilaciones.
Tú haces de tu vida lo que tú quieras y siempre puedes hacer alquimia y convertir en barro el oro.
Evita la actitud cómoda del que excusa sus falencias en las fallas de sus progenitores.
Puedes sanar el ayer, tomar otro rumbo y triunfar aunque hayas tenido una infancia complicada.
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