Es
muy grande la cantidad de personas entre las que se da una relación de
dependencia mutua, principalmente entre hijos y padres, y entre esposos. Por
otra parte, esto es algo que la sociedad promueve, aunque equivocadamente. Se
nos enseña que tenemos la obligación de comportarnos de cierta manera con
determinadas personas: nuestros hijos, nuestros padres, o nuestros esposos o
esposas. Mientras que esto coincida con nuestras inclinaciones no provoca
inconvenientes, pero si nos obliga a ser de una manera que no nos agrada y
provoca resentimiento, entonces existe un problema que debe ser solucionado.
Si te encuentras atrapado en una relación en la cual te
ves obligado a comportarte de cierta manera que no te agrada, porque sino te
ves presa de culpa o porque no te animas a prescindir de esa persona, deberías
trabajar en conseguir tu independencia psicológica.
La
dependencia entre padres e hijos se da cuando los hijos ya son adultos y sin
embargo no pueden decidir libremente sobre su manera de vivir por temor a
ofender a los padres. O sino, cuando los padres sufren porque sus hijos adultos
no se ocupan de ellos con la frecuencia y del modo que desearían. Tanto la
persona adulta que no puede vivir de la manera que sería de su agrado, como el
padre o madre que no puede prescindir de las atenciones de sus hijos, están
apresados en una nociva relación de dependencia psicológica.
En los matrimonios también se da una dependencia dañina
cuando uno de los cónyuges vive subordinado al otro en vez de manejarse ambos
en un plano de igualdad. Aunque últimamente no es ya universal, durante mucho
tiempo imperó el concepto de que la esposa debía depender del marido para todo,
desde conseguir su alimentación hasta saber que tenía que pensar. La mujer no
podía tener actividades, ni siquiera pensamientos, que no fueran aprobados por
el marido. Esta situación
no es un problema si surge de un libre acuerdo entre las partes. En este caso,
y aún en el caso inverso y menos frecuente de la esposa que domina al marido,
la persona dominada puede considerar más llevadero depender de otra que tener
el trabajo de ganarse el sustento o decidir qué opina sobre cada asunto.
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