Primero,
comprar buena mantequilla fresca.
Nada de margarinas.
Mantequilla de verdad.
Segundo,
comprar crema fresca.
Tercero,
comprar el mejor queso duro que puedan encontrar.
Lo ideal es que sea parmesano y que sea uno bueno, pero
entiendo que esto puede alejarlos de su presupuesto, por lo que un queso local,
de su tierra, con carácter, seco, durito y sabrosón también cumplirá la labor.
Por
último, comprar la mejor pasta al huevo que encuentren.
O, si se animan, hacerla en casa.
Es un bonito ejercicio.
Calculen ½ kilo de harina sin preparar, 6 huevos y sal;
amasamos, estiramos y cortamos.
Necesitamos para el fettuccine
a la crema, además, sal, pimienta negra para moler y una pizca de nuez moscada.
En una olla grande calentamos mucha, mucha agua, con un
poco de sal.
Cocinamos la pasta al dente.
Mientras, tenemos lista nuestra mantequilla cortada en
trozos chicos (que esté suavecita, a temperatura ambiente; no dura de
refrigeradora).
Rallamos abundante queso en el momento, usando el
rallador más finito.
Tenemos listo nuestro molino de pimienta y nuestro
rallador de nuez moscada.
Calentamos bien la fuentecita donde vamos a comer.
Retiramos la pasta y la echamos escurrida e hirviendo
directamente a una sartén, donde habremos echado los trozos de mantequilla.
Ni se les ocurra enjuagar la pasta, se los suplico.
Es más, escurrirla, pero sin exagerar.
Rápidamente echamos un buen chorro de crema y vamos
mezclando en el fuego.
Si gustan, añaden más trocitos de mantequilla mezclando
bien la pasta y dejando que se derritan, que conversen con el toque de crema.
Echamos el queso rallado y seguimos moviendo, mezclando,
dándole vueltas.
Añadimos 1 cucharada del agua de cocción de la pasta de
ser necesario, dejando que agüita, crema, mantequilla y queso vayan haciendo
solitos una ligera crema.
Echamos sal al gusto.
Todo este proceso dura 2 minutos.
Terminamos con pimienta negra de molino al gusto y una
pizca de nuez moscada rallada.
A comer.
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