Muchas
personas caen en una falacia: piensan que si solo tuvieran éxito y tuvieran
todo lo que desean tener, entonces serían felices. De hecho, es al revés. Las
investigaciones pueden probar que aproximadamente el 50 por ciento de nuestra
felicidad es genética, solo el 10 por ciento depende de circunstancias externas
y el 40 por ciento de nuestra actitud.
Pensar
positivamente contribuye decisivamente a nuestro éxito y nos hace tener más
optimismo. Pensar en positivo no siempre es fácil para todos,
especialmente cuando se trata de lidiar con un contratiempo o procesar una
pérdida. En este artículo aprenderás
cómo pensar positivo para ser una persona más optimista.
El pensamiento positivo en última instancia se remonta al
farmacéutico francés Émile Coué. Había reconocido el poder del pensamiento en
la administración de medicamentos y desarrolló el concepto de autosugestión.
Esto
incluye el uso de fórmulas y frases positivas para influir en el
comportamiento, la salud y las reacciones corporales. Por lo tanto, Coué
tenía un método de autoayuda a mano, lo que hacía que sus clientes fueran mucho más saludables por medio
de afirmaciones positivas que si solo obtuvieran la medicación.
En psicología, la dirección de la psicología positiva se desarrolló cuando, a
fines del siglo pasado, los psicólogos de Martin Seligmann en los Estados
Unidos se preguntaron por qué trataban casi exclusivamente con enfermedades,
síntomas y problemas.
Porque en realidad el enfoque debería ser al revés: el 70 por ciento de las personas
están sanas, solo quieren tener una buena vida. Así, en el año 2000, la
Psicología Positiva se estableció como una dirección científica que explora las
emociones positivas, los rasgos positivos y las instituciones positivas.
La perspectiva cambiada permite que la psicología y la
medicina desvíen el enfoque del déficit a las posibilidades. En lugar de una
curación extraña y la dependencia del médico o terapeuta, ahora todos pueden confiar en su
propia actividad y en sus poderes de autocuración. Experimentar el
potencial de sus propias posibilidades y ganar más influencia en su propia
vida.
Trucos
para pensar positivo y ser más optimista
El
pensamiento positivo ya no se trata de bienestar o esoterismo, se trata
más de una forma de atención plena y de actitud hacia la vida. Muchas veces se llega a una
situación muy estresante, que no hace querer tener una mentalidad más positiva,
porque la negatividad constante es una gran consumidora de energía.
El
pensamiento positivo no tiene éxito con sólo pulsar un botón. Pero hay algunos trucos
psicológicos para reforzar patrones de pensamiento más optimistas:
1.
Descubre lo que te pesa
Todo esta mal. Las generalizaciones de este tipo están
generalizadas y se convierten rápidamente en una creencia. Si las cosas no van
bien en el trabajo en este momento, toda la situación de la vida se convierte
en una situación de crisis en poco tiempo, nada te agrada o sigue siendo
divertido. De hecho, solo un evento singular (y a menudo sin sentido) lo opaca
todo.
Para
pensar más positivamente, debes preguntarte cuál es exactamente la razón detrás
de esos malos pensamientos, sin agrupar todo y evaluar negativamente la
situación general. Cuando
identificas la causa, puedes trabajar en ella específicamente. Además,
verás más positivo en general, ya que la situación es más realista y menos
impulsiva.
2.
Toma conciencia de tus pensamientos
La
mayoría de los malos pensamientos se extienden inconscientemente, pero
no causan menos daño por esta razón. Por lo tanto, trata de comprender
conscientemente todos los pensamientos con los que estás lidiando
permanentemente. Así tendrás la oportunidad de influir en ellos.
Pero eso suena más fácil de lo que es: muchas personas
han internalizado tanto el pensamiento negativo que les resulta difícil salir
de estos patrones de pensamiento. Inténtalo de todos modos, deliberadamente. Cuanto más cuestionas tu propia
negatividad, más positivo se vuelve tu pensamiento.
3.
Reemplaza los pensamientos negativos
Toma las observaciones y los pensamientos pesimistas,
gíralos deliberadamente y reemplaza
estas suposiciones con una visión positiva.
Hace
una gran diferencia mirar el mundo y nuestro futuro con una visión más positiva.
No es poco frecuente que se convierta en una profecía autocumplida , sea buena
o mala.
4.
Haz conexiones
Para pensar de manera más positiva a largo plazo, debes intentar establecer
conexiones entre las emociones negativas y las situaciones específicas.
En otras palabras, ¿te preguntas exactamente cuándo ocurren los malos
pensamientos? ¿Cuáles son los desencadenantes? A menudo puedes identificar
ciertos patrones, como las situaciones recurrentes o incluso el contacto con
personas tóxicas, lo que lleva al hecho de que te enfoques más negativamente.
Una
vez identificadas, el siguiente paso es reducir esas fuentes negativas.
Por ejemplo, evita exponerte a personas que te influyen negativamente y, en su
lugar, puedes intentar conocer otras personas que te hagan sentir bien, pensar
más positivo.
5.
Refuta tus pensamientos negativos
Uno
de los pensamientos negativos más comunes está relacionado con la apreciación
que realizamos de nuestra realidad inmediata y el pronóstico negativo que
realizamos de nuestro futuro, por ejemplo: el trabajo no da frutos, y
sabemos que cada vez irá peor, nuestra relación de pareja va muy mal, el final
está muy cerca, etc.
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